Capítulo Once

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Un hombre ideal se ocupa de sus finanzas. ¿No se te dan bien los números? No te preocupes. Tu hombre maravilloso está para eso. No sólo lleva al día su economía sino que también se ocupa de la tuya. Le gusta hacerlo, y, admitámoslo, probablemente sea mejor que tú. Siéntate entonces y disfruta. Él lo tiene todo bajo control.
"49 Cualidades Del Hombre ideal", Revista Hombre Real, Abril, 1964.

Ma: Esto es una monumental forma de perder el tiempo (dijo Manuel saliendo malhumorado de las oficinas de Aventura Fantástica, más disgustado de lo habitual y, desafortunadamente, más atractivo también. Para esa entrevista se había puesto unos pantalones de vestir de azul oscuro con una camisa, aspecto informal)
Manuel había dicho que J.A. Talbot iba a ser el mejor de todos. Tenía que ser un hombre ideal dedicándose a todas aquellas actividades de aventura: kayak, rafting, senderismo, pesca, camping. Esa era su idea de la verdadera hombría.
Mayte no se había mostrado muy convencida. Por su experiencia, los hombres que disfrutaban al aire libre eran los que pensaban que una gran cita era ir a comprar una canoa.
El caso es que el señor Talbot no resultó ser así. Se notaba que disfrutaba estando al aire libre, pero se había pasado toda la entrevista hablando de...
Ma: ¡Planes de pensiones! (exclamó Manuel) ¿Te lo puedes creer?, no hacía más que hablar del mercado de valores y los fondos de inversión.
M: Creo que eso se llama economía. Además, a mí me ha parecido muy interesante su plan de inversión.
Ma: Su plan de inversión puede que fuera interesante, pero no se detuvo ahí. No sólo nos lo ha contado con detalle, sino que nos ha informado sobre los planes en los que deberíamos invertir nosotros. No sabía si estábamos haciendo nosotros la entrevista o nos estaba vendiendo un paquete de inversión.
A Mayte tampoco la había impactado el señor Talbot. Había estado demasiado ocupada comprobando lo bien que olía Manuel y lo encantada que estaba de verlo de nuevo. Sólo había estado fuera un día, pero se había acostumbrado a ir con él a las entrevistas. Y eso la incomodaba, igual que la forma en que su cuerpo reaccionaba cuando él estaba cerca. Había decidido no dejarse llevar una vez más por el hombre equivocado y allí estaba haciéndolo de nuevo.
M: Tiene razón, Manuel. La gente necesita tener un plan de inversión. Los hombres y las mujeres.
Ma: ¡No me mires con esa sonrisa petulante! Tampoco es que tú seas un ejemplo planeando cosas.
M: No lo soy (confesó) Bastante me cuesta saber lo que tengo que hacer cada mes. Pero no estamos hablando de mí. Hablamos del tipo de hombres que buscan las mujeres y ellos sí cuentan con un plan de inversión.
Ma: Hunter no puede hacer algo así. No hay plan de pensiones para los hombres que arriesgan sus vidas salvando al mundo.
M: Debería, al menos, pensar en ello (dijo May) Los hombres de hoy en día deberían pensar en su futuro.
Y ella también debería pensar en su futuro y empezar a buscar ya a su hombre ideal.

Ya en la casa de Manuel...

Él levantó el teléfono y marcó un número.
Ma: Soy yo (dijo cuándo Emmanuel le contestó al otro lado de la línea) Tengo que preguntarte algo.
E: Será mejor que sea algo importante (dijo el hombre) Me voy a Las Vegas en un par de horas.
Ma: Es importante, Emmanuel.
E: ¿Qué es?
Ma: ¿Tengo un plan de pensiones?
E: ¿Y cómo demonios voy a saber yo si tienes un plan de pensiones? Yo sé que yo sí tengo uno pero no sé si tú lo tienes o no. Además, no es algo que yo debiera saber. Soy tu agente, no tu asesor bursátil.
Ma: ¿Tú tienes un plan de pensiones?
E: Pues sí, ¿por qué?
Ma: Bueno, no tienes aspecto de tenerlo, eso es todo (comentó Manuel subiendo los pies a la mesa) ¿Lo sabe Ivana?
E: Imagino que sí... al menos yo diría que sí (se puso en guardia) ¿Por qué? ¿Crees que debería saberlo?
Ma: Deberías comentarlo con ella, sí. El hombre ideal tiene que ocuparse del futuro de la pareja.
E: Eso te deja fuera del grupo de los hombres ideales (dijo riéndose)
Ma: No es verdad (declaró con superioridad) Estoy pensando en matricularme en un seminario sobre finanzas.
E: No puede ser... Nunca te han preocupado esos temas.
Ma: Pues ahora sí.
E: No me lo creo (insistió) No puedo creer que tú, que ni siquiera sabes qué porcentaje de derechos de autor tienes que exigir, ni el dinero que tienes en el banco, estés hablando de abrir un plan de pensiones.
Ma: No sólo estoy hablando de ello. Voy a hacerlo. Vamos a entrevistar a un asesor financiero a finales de semana y voy a preguntarle (dijo mirando la pantalla de su ordenador) Y le transmitiré mi interés a Hunter también.
E: ¡A Hunter! (exclamó realmente alarmado) ¿Qué quieres decir con eso? ¡No estarás pensando en mandar a tu héroe a estudiar!
Ma: Así es.

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