Capítulo 23 - Muerte

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El día del accidente.

Sus ojos fríos sin mostrar ningún tipo de emoción estaban clavados en mi, él chasquido del arma al liberar el seguro y el reflejo del sol en el cañón me dejaron paralizada unos cuantos segundos.
El aire escapo de mis pulmones y un grito ahogado se atoró en mi garganta.
Un ruido sordo provocó un estremecimiento en mi que hizo a mi cuerpo moverse de forma involuntaria tratando de escapar del peligro, pero no fue lo suficientemente rápido.
Mi hombro se impulsó hacia atrás cuando sentí la punzada de dolor y un fuerte empujón. Rápidamente con una carga de adrenalina enorme en mi cuerpo me lancé contra Jessica para tratar de quitarle el arma de las manos. Forcejeamos, pero ella no cedía, alzó la pierna y clavó su taco en mi costilla empujando mi cuerpo lejos de ella provocando que perdiera él agarre que tenia y cayera al suelo.
Me golpeé con fuerza.

-¡Perra! -El chasquido nuevamente, me giré rodando al tiempo en que el arma se disparaba de nuevo.

Me levante y corrí, un ruido sordo volvió a hacerse con todo a mi alrededor, él calor me abordo, sentí un fuerte ardor en mi pierna y caí, chillé y sujeté mi pierna, al intentar ponerme de pie nuevamente el suelo me recibió.
Me trague el dolor y cojee rápido tratando de esconderme de ella.

-Hermanita... -Su voz fría hizo eco entre los árboles. Me escondía tras uno de los robles del parque que formaban un bosque artificial en medio de la ciudad. -Solo quiero hablar Annita mía. -No podía creer lo que estaba pasando, ella me seguía con el documento de Connor colgando en una mano y con el arma en la otra.

Mi respiración se sentía pesada y trataba de calmarme para que ella no pudiera escucharme, estaba sudando mucho y sangraba.
Mire mi hombro donde encontré un agujero de bala del cual aún salia sangre en grandes cantidades, lo cubrí con mi mano sabiendo que en mi muslo derecho De seguro debía de tener otra bala alojada entre él músculo y la carne.
Cargó el arma y disparó al aire provocando un sobresalto en mi y haciendo que un débil chillido amortiguado por mis manos escapara de mis labios.

-Ahí estas...- El sonido del seguro.

Mi respiración agitada y entre cortada revelaba el miedo en mi.
Me temblaban las manos y mi cabeza estaba en blanco, tenía miedo, todo esto había tomado un rumbo muy peligroso y ahora me encontraba escondida con dos heridas de bala sin saber si podría sobrevivir un día mas para poder decirle a Connor cuanto lo amo...
Connor... Su nombre parpadeó en miente y una idea tan simple y basta se clavó en mi haciéndome pensar como pude ser tan tonta como para no darme cuenta antes.
Saque él teléfono de mi bolsillo y rápidamente digite él número.
Otro disparo me hizo brincar al momento de marcar.
Él teléfono cayó de mis manos repiqueteando entre una gran raíz y una roca...

-Ahora si morirás... - Una bala se estrelló contra el tronco del árbol y grité tapando mi oídos.- No sirve de nada que te sigas escondiendo, estabas muerta desde el momento en que me llamaste por teléfono. -Sus pasos se acercaban a cada segundo. -No te resistas... Prometo hacerlo rápido. - Más cerca... -Luego yo tendré mi vida con Connor. -Más... -Prometo que seremos felices. - Más... -Nadie notará tu ausencia, yo seré tu... -Mucho más. -Y Jessica será un triste recuerdo... Todos me amaran. - ¡Ahora!

Arremetí nuevamente contra ella y caímos dando vueltas sobre  las rocas y las ramas, sentí en mi hombro y mi pierna una explosión de dolor, como una bomba que revienta y él mareo llegó a mí.

-¡Basta Jessica! - Seguimos dando vueltas en el suelo cuando el arma volvió a dispararse, ella gritó y su agarre se debilitó un momento, fue un pestañeo tan rápido que apenas si alcanzó para arrojar el Arma fuera del alcance de ambas.

Sus uñas estaban firmemente sujetadas a mi incrustándose en la herida de mi hombro provocando que el dolor se expandiera a niveles insoportables, lágrimas caían de mis ojos y el sudor de ella empezó a brillar en su frente. Su rostro se contorsionaba por el dolor.
En un movimiento involuntario mis manos arañaron su rostro tratando de que quitara sus propias garras de na herida que para detener el insoportable dolor, mis manos se ajustaron en su garganta arañando y quitando el aire.
Una patada en mi abdomen bastó para invertir la situación y ella quedó sobre mi, su mano aun aferrada a mi hombro, me elevó y me azoto contra el suelo una y otra vez.

-¿Por que no te mueres? -Gruñó con los dientes chirriando de tanto apretarlos. - No lo hagas mas difícil.

Enterré mis uñas en su brazo para que me soltara, rasguñando y dejando grandes marcas en ella.

-Suel... Ta... Me... - Su uña entró en él agujero de bala y se movió dentro de mi carne provocando que soltara un chillido.

Equilibre mi cuerpo lanzando a Jessica sobre mi y haciéndola deslizar se por la quebrada, cayendo y cayendo con un fuerte grito hasta que su cuerpo cayó fuertemente contra una roca al costado del lago deteniéndola a ella y a su voz.
Me incline en borde sujetando la herida completa mente dolorida y con mi respiración pesada y entre cortada.
Su cuerpo yacía inmóvil y un hilillo de sangre fluía con él agua, no podía ver su rostro pues estaba boca abajo.
Me deslice con dificultad, arrastrándome quebrada abajo mientras la llamaba esperando que respondiera.

Llegué a ella, mi mano se estiró hasta su hombro para despertarla.
Pero ella no reaccionaba.

-¿Jessica? -No podía ver él sube y baja de su pecho, su cuerpo estaba completamente inmóvil.

Ahí estaba yo, con la adrenalina como único despertador para mi cuerpo, él cual ya estaba comenzando a entumecerse por la pérdida de sangre y él insoportable dolor...
La sujeté con ambas manos y giré su cuerpo con dificultad solo para encontrar que se había golpeado la cabeza con él Filo de una roca abriendo su cráneo.
Sus ojos abiertos al igual que su boca se plasmaron en su rostro desfigurado y bañado con la sangre que salia desde su frente partida.
Su piel estaba magullada, con heridas y moretones, su vestido azul manchado de tierra y sangre, rasgado completamente, en su abdomen había una herida de bala de cuando él arma se disparó accidentalmente, su nariz estaba rota al igual que su cabeza y en su mejilla se veía una rama incrustada.
Retrocedí aterrorizada con las manos en mis labios y las lágrimas quemando tras mis ojos... Hasta que lo escuché a él.

-¡Anna! - Alcé la mirada para encontrar a Connor en la cima de la quebrada.

-Connor... -Mi cuerpo se sentía pesado y entumecido, pronto todo el paisaje a mi alrededor se difuminó hasta que no quedo absolutamente nada más que una mancha negra y su grito a mi alrededor.

-¡ANNA!

Anna Donde viven las historias. Descúbrelo ahora