Acto 11

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RANMA NO ME PERTENECE, SOLO HAGO ESTO POR DIVERSIÓN

Cuando las palabras sobran

Acto 11

―! Akane!, aquí te conseguí estas cintas que puedes usar con el vestido―exclamaba Nodoka entrando en la habitación donde su nuera, que terminaba de ponerse el vestido que Ranma le habia regalado la fin.

Pero cuando la buena señora entró al cuarto, casi se le cae la quijada la ver a Akane sobre la cama, intentando hacer presión para ajustarse el cierre, cosa que claramente no podía hacer.

―! Esto es un desastre, tía Nodoka!―exclamó la chica dándose por vencida.

No habia notado que habia subido tanto de peso estas semanas.

La buena señora acabó por sonreírle maternalmente.

―No te preocupes, Akane. Todavía falta como tres días para el baile. Tengo tiempo para coserlo y hacerlo ceder si quieres―ofreció la madre de Ranma

Los ojos de la joven esposa se iluminaron ante el ofrecimiento de su siempre amable suegra. Y además que con eso le echaba mano y en grande porque Akane cosía terrible

―Pero aun así...Akane... ¿Cómo es que ya no te entra el vestido?, si cuando Ranma te lo dio te cabía perfecto―preguntó Nodoka inocentemente mientras cargaba el vestido en una caja para llevarla a su casa y poder hacerle el trabajo de costura, hasta que pasados unos segundos la buena mujer se llevó la mano a la boca y corrió a tomarle las manos a Akane

― ¿O quizá es lo que pienso?

Akane abrió mucho los ojos ante el comentario de su suegra que seguía viéndola con ojos de felicidad y picardía, y ella no podía acabar de saber el motivo o sospecharlo.

―Mi hijo se ha portado bien contigo! Eso debe ser Akane!―exclamó la señora, llena de una felicidad que se le iba por los poros.

Akane parpadeó confusa varios segundos antes de caer en cuenta.

¿Acaso era posible?, antes era impensable pero habían pasado más de cinco semanas desde aquel encuentro en la cabaña de China y aunque ambos se hacían los tontos sobre lo que habia ocurrido allí, si habia ocurrido y eso no lo podía negar ella a sí misma. Su suegra le habia disparado la cuenta, además que también caía en cuenta que desde esa fecha no recordaba haber estado en sus días.

Un cumulo de cosas le vino en mente en ese rato, y Nodoka tuvo que sacudirla un poco para despertarla.

―! Oh dios!―es todo lo que soltó Akane

La buena señora sonrió, era de ese tipo de alegría genuina que le cabria por los poros, pero algo que si tenía Nodoka era sensatez, así que antes de salir para su casa porque tenía que ir a preparar la cena, Akane le habia hecho prometer que no diría nada a nadie, que ella primero quería decírselo a Ranma, y luego a la familia.

―Son demasiado bulliciosos, querida. En eso tienes razón. Lo único que te diré es que no tardes mucho en decírselo, querida―fue la respuesta de Nodoka, comprensiva como ella sola y quien no se marchó sin darle un beso tierno en su frente.

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¿Qué podría hacer? ¿Cómo decirlo?

Si la sospecha de su suegra era cierta, todo este tiempo ella habia estado albergando un nuevo ser en su vientre, alguien concebido en China, algo en lo cual siquiera habia pensado.

¿Pero sería posible tal cosa?

Akane se acarició el vientre frente al espejo. Si notaba que estaba más rellena de lo que recordaba, porque se probó una falda y le ajustaba mucho.

Cuando las palabras sobranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora