Capitulo 4: Gritos en la noche.

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Por mucho tiempo, me había quedado viendo esa puerta, hasta que mis amigos me alejaron de ella y me con vencieron que abandonara esa actividad rutinaria.
Hay mejores cosas que hacer me decían ellos.
Sin embargo, una parte de mi jamás abandonó la vigilia
Que habría más allá?
Una parte de mi quería saber u la otra no, quizá podría ser como una película de terror, en la que detrás de esa puerta se esconde el monstruo de la historia.
El miedo pudo haber superado la sed de respuestas?
Me sentía como si estuviera perdida. Quizá la razón de que haya tanto secreto es porque lo que hay mas allá es malo. Si es así, entonces, nuestros carceleros no pueden jactarse de ser superiores a nosotros.
Todos somos hombres, todos somos humanos. Somos tan imperfectos, que equivocarnos o hacer el mal, está en nuestra naturaleza. Eso significa ser humano, tener la tendencia hacía lo incorrecto. Pero podemos ser mejores, podemos mejorar y hacerlo. Esos son los seres humanos que han logrado crecer y ser mas. El resto, somos cucarachas en el pozo de la desesperación.

***

Los días que continuaron, abandoné mi búsqueda de respuestas. Estaba cansada de vigilar y vigilar, pero era mas frustrante, no conseguir cumplir mis anelados deseos de poder saciar esta curiosidad tan infrecuente en mi persona.
Las clases siguieron. Tuvimos pruebas, ensayos y trabajos.
P

ase mucho tiempo con mis amigos y de vez en cuando los veía cuando recibían las visitas. Bella, Jackon y yo no tenemos familia que nos visite, otros chicos de aquí están igual que nosotros. Muchos padres no vienen aquí por el mismo discurso: Ai mi hijo. No mi hijo. Que hice mal? Bla bla bla...
Vimos a Ben con una mujer y otros cinco niños mas. Todos tienen ropa sucia y vieja, como si salieran de la basura. Quizá salieron de ahí, me digo.
No quiero ser grosera. Son personas que la vida no les dio nada al igual que ha todos, pero a ellos les fue peor.
Ahora entiendo porque Ben no me quiere hablar de su familia.

***
M

e encontraba descansando en mi celda.
En mi sueño, estaba dibujando en el piso de la prisión, dibujaba una escalera. Entonces, la escalera se salía del piso y se convertía en real. Subía y subía, entonces, me paraba y miraba para abajo, buscando a mis amigos. Los encontraba y todos escapabamos.
Me daba un infinito placer, sentirme tan bien acompañada de buenos amigos.
Pero cuando estábamos por escapar, empecé a escuchar unos extraños gritos. Me desperté y seguí escuchando y lo peor, es que eran gritos humanos. Gritos de pavor y desesperación.
Parecía que el que gritaba, estuviera pidiendo ayuda, pero no se entendía ninguna palabra, excepto por lo que parecía balbuceos.
Luego, se dejaban de escuchar.
Acaso fui la única que escuchó los gritos? Porqué, a pesar de los ruidos, el mundo y mi realidad continuaban girando como si nunca hubiera escuchado algo que manifestara intranquilidad en mi conciencia?
Entonces, los gritos volvieron a escucharse. Eran los mismos de hace solo unos momentos.
El mundo continuaba girando.
El tiempo proseguía.
En algún lugar, alguien continuaba leyendo.
En algún lugar, alguien continuaba escuchando música.
En algún lugar, se apagaban velas de cumpleaños.
En algún lugar, alguien reía.
En algún lugar, alguien hacía el amor.
En algún lugar, alguien se ponía una pistola en la cien y apretaba el gatillo.
En algún lugar, alguien lloraba por un corazón roto.
En algún lugar, se enterraba a alguien.
En algún lugar, alguien moría de viejo.
En algún lugar, un bebé acababa de nacer.
En algún lugar, a alguien le pasaba algo.
Pero aquí mismo, yo perdí la calma y solo había miedo.
Ojalá fuera alguien en otro lado mejor que este.

Le Dicen MisericordiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora