Habían pasado más de mil años desde aquella noche imperfecta; me escondía de la civilización con mi nuevo nombre, Julieta Anabelle.
Ahora mismo, me encontraba en clase de historia, ¿quién lo diría? Una bruja híbrida, de más de mil años, tratando de vivir una vida normal ya que no podía morir.
Mi nuevo profesor de historia estaba obsesionado con las leyendas urbanas y los amuletos. Cursaba el segundo semestre en la universidad y estaba por acabar, de nuevo, de estudiar.
Ya no sé cuántas veces habré repetido la universidad, pensé.
-Señorita Julieta, ponga atención por favor -dijo el profesor Flin, sacándome de mis pensamientos.
-Oh, lo siento.
El profesor asintió y siguió con la clase.
-Bueno, seguimos. Eso me recuerda a una vieja historia sobre una guerra de vampiros, brujas y lobos ¿conocen la historia de Madelina?
-Hijo de puta -dije en voz baja, para que no me escuchara.
-¿Dijo algo?
―Que no la conozco -dije sarcásticamente.
Él me fusilo con la mirada pero siguió con su clase.
-Hace mil quinientos años existía una mujer mitad bruja mitad lobo, llamada Madelina. La leyenda cuenta que su padre la maldijo con la maldición de los doce sacrificios y se dice que era tan grande su odio por su propia hija, que estuvo dispuesto a matar inocentes...
-¿Y cómo era ella? Espero que fuese atractiva -dijo un chico guapo, de piel blanca y lindos ojos verdes esmeraldas, mirada perfecta y cabello negro como el carbón.
Era un chico nuevo que había llegado a la universidad hacía una semana. Todos rieron ante su comentario.
-Señor Villalobos, siempre haciendo reír a la clase ―dijo el profesor algo exasperado―. Continuo entonces... Se dice que era de tez blanca y cabello rojo como la sangre. Si la hacías enojar, sus ojos comenzaban a volverse de color rojo y a sangrar. Pero es sólo una leyenda, ¿no?
-¿Y cómo lo sabe? ―pregunté.
-No lo sé. Solo sé que todo es posible hasta que se demuestre lo contrario. Déjenme enseñarles una cosa, en una expedición encontré este amuleto que perteneció a Madelina.
El profesor sacó un collar con una gema negra, dentro de la cual había una especie de humo blanco moviéndose. Comencé a sentir que me quemaba, moría de furia. Ese amuleto lo había creado una bruja Fothen; era único en su clase. Más aun en estos tiempos, no era nada fácil encontrar un amuleto de ese tipo, creado por una bruja de ese linaje. Servía para evitar que me transformara cuando no lo deseaba y lo había perdido hacía siglos en una emboscada.
Tranquilízate, me dije a mi misma una y otra vez.
Comencé a sentir las gotas de sangre empezando a asomar en mis ojos, por lo que me acomodé las gafas y salí de la clase bajó la mirada de todos. En ese momento, la opinión de los demás era la última de mis prioridades. Entré al bañó y mojé mi rostro con un poco de agua.
-¿Estás bien? ―dijo alguien detrás de mí.
Al girarme, me encontré con una chica de cabello rubio platino y grandes ojos de color verde. Se parecían bastante a los del chico lindo de mi clase.
Recuerda que es un idiota, pensé. No la había visto antes y no creía que fuésemos a las mismas clases. Debe ser una chica nueva.
-Sí, sí, por supuesto.
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Madelina: Una condena por siempre.
WerewolfEl infierno puede ser divertido si encontramos el demonio perfecto. Han pasado más de mil años desde aquella noche, paso marcando la vida de Madelina. Su padre la maldijo con la maldición de los 12 sacrificios condenándole a la inmortalidad y aproxi...