Capítulo 9| Ventas

451 77 10
                                    

Los niños miraban con cierto temor a la calle

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Los niños miraban con cierto temor a la calle. No sabían por dónde empezar a vender esos artilugios que daban tan mal rollo, pero no podían simplemente abandonar el intento, querían comer en condiciones, no unas horribles restas que sabrían fatal, tanto como el desayuno, pero a Jammy no le importaba, el comió cosas peores en el pasado como para andar quejándose con esa comida.

—¿Cómo podemos vender?—Preguntó Jammy, curioso por la manera de cómo podría conseguir un poco de dinero, ya que no parecía que la gente de por allí quisiera comprarles algo.

—No sé, pero por lo menos debemos vender unas tres cosas para comer.—Contestó en encapuchado mientras miraba hacia todos los lados. Ahora estaban solos pues todos los otros niños se habían separado para ir por distintos lugares y conseguir un margen mayor de ventas.

El viento comenzó a soplar con fiereza. Desde aquella mañana el cielo estaba nublado y parecía que iba a llover en cualquier momento, cosa que preocupó a los dos, pero no iban a ir al orfanato de nuevo si es que querían comer algo normal por decirlo de alguna forma, ya que Gradient no iba a ser capaz de aguantar con unas simples restas.

Se notaba bastante que era otoño, sobretodo con todas esas hojas cayendo a cada rato, de colores apagados que se movían con el viento, haciendo pequeñas carreras. Detalles como esos siempre estaban presentes, pero nunca nadie les hacía caso, ni Jammy, que ahora estaba ocupado viendo hacia todas las direcciones para ver dónde había gente a la cual vender.

Cada vez que encontraban a una persona, se dirigían hacia ella con intención de poder vender, pero nadie les compraba, y ya estaban a punto de ser las dos, hora en la que tendrían que regresar, y seguían sin haber vendido nada, así que tendrían que confomarse con algunas restas.

Suspiraron entristecidos. No habían sido capaces de vender ni una simple pulsera. ¿Qué les iban a decir en el orfanato? No querían ni saberlo, tenían miedo de que les dejaran incluso sin las restas por no haber vendido ni un simple objeto, no tenían fuerza de voluntad para ir allí, las encargadas no tenían pinta de amables y se notaba a quilómetros de distancia. Temían, la verdad, pero no podían simplemente quedarse en la calle, eso sería estúpido, no tenían nada para comer ni para vestir. Es decir que estaban en un mundo solos y sin recursos para sobrevivir. Estaban en una soledad eterna al no haber evitado esos destinos.

—¿Qué podemos hacer?—Preguntó Jammy, mirando hacia el suelo, contemplando cada cosa que veía, quería memorizar cada detalle, pero por desgracia era imposible ya que estaba también demasiado ocupado con pensar en cómo se lo harían para vender por lo menos un objeto antes de que tuvieran que volver al orfanato.

—No lo sé, Jammy, no lo sé.—Contestó sin tener la remota idea de cómo se podía vender. Definitivamente, lo suyo no era el comercio, así que se tendría que andar preparando para cuando creciera, algo que no le hacía mucha ilusión, pues sabía que en el mundo de los mayores las cosas se complicaban más y encima que ya estaba sufriendo las consecüencias de haber perdido a sus padres lo que menos quería era volverse mayor.

[Papergradient] 'No tenemos lazos de sangre'Donde viven las historias. Descúbrelo ahora