¿Dónde está mi hermana?

Capitulo II

—¿Qué buscas?— desperté por el ruido que hacia alguien buscando algo entre mis cosas.

— No encuentro el collar de mi madre— parecía que empezaría a llorar, ella no la conoció ya que murió cuando la dio a luz, en una foto que tenía en el collar que mi madre me regalo era lo único que conocía Julia de ella. Me sentí un poco molesta pero al tiempo me dio tristeza ver a Julia de esa manera, si para mi era doloroso aún con la oportunidad de haberla conocido, Julia debe sentirse añicos por no haber tenido esa oportunidad.

—No te preocupes, lo encontraremos lo más pronto posible.—trate de tranquilizarla.— Mejor prepárate para ir a la escuela se nos hará tarde.

Nos arreglamos y mi padre no estaba ya en casa, tuvimos que salir de casa sin desayunar, no quería que se fuera sin tener algo en el estómago, cogí de mi dinero y se lo di.

— Gástalo en algo de comer, no deberías ir con el estómago vacío— me fui para la escuela y la vi alejarse con Sara sin decir gracias, sólo se fue.

Después de salir de la escuela me dije a mi misma " Tengo que terminar con Rodrigo ahora" estaba decidida pero algo me decía que no me iba atrever a dejarlo ir, él me invitó a su casa para hablar y accedí, no entendía su actitud cuando fuimos a su casa, en el instante en que entre a su habitación me iba a sentar sobre la cama sin embargo recordé la escena con la que me había encontrado la vez anterior que había venido acá.

—¿Por qué quieres terminar conmigo?— me pregunta después de haberle pedido que acabáramos con esto, como si no supiera la razón, pero él desconocía que yo sabía la razón.

— Rodrigo, simplemente ya no creo que funcione en verdad se nota que ya no sientes lo mismo por mi y no soy nadie para obligarte a estar conmigo—algo me impedía decirle lo que vi, al tiempo no quería romper en llanto frente a él, no quería parecer débil ante esa situación.

— Bueno si es tu decisión, la respeto—él sentía que no había cometido ningún error, como si estar con otra chica no hubiera sido lo suficiente.

Me recosté unos segundos sobre el cojín del sillón pero sentí algo que me clavaba en la espalda, alcé el cojín observé una diadema, la recogí con mi mano y vi la foto de mis padres, era el collar que me dio mi madre, se supone que Julia lo había perdido, estaba desconcertada.

— Tengo que irme, adiós—saque la llave de su casa del bolsillo y la tire, el no apartaba la vista de su televisión, me aleje esperando que me jalara de vuelta a él para darme un abrazo, pero no eso no sucedió, suspiré.

Quise hablar con Gaby y fuimos cerca a un parque, el que consideramos nuestro pues es allí donde nos reunimos todo el tiempo y me abrazó tratando de darme consuelo, siempre podré contar con ella y le agradezco a la vida haberla cruzado en mi camino pues todos necesitamos siempre del apoyo de alguien, quien nos impulse y nos haga sentir fuertes, esa era Gaby, era más hermana que Julia.

— ¡Salgamos mañana!— tal vez pensó que era hora que saliéramos a otra parte que no fuera necesariamente el parque—no puedes negarte.

—Está bien te avisaré, encontrémonos mañana y organizamos nuestra salida—le solté una sonrisa algo fingida, no tenía ganas de salir pero no podía darle la espalda.

Siempre note algo raro en Gaby pero no le doy importancia, no quiero perderla por dudas absurdas.Cuando llegue a casa y me dirigí a mi habitación vi a Julia.

—¿Dónde estuviste esta tarde después de la escuela?—quería una explicación razonable para entender porqué el collar estaba en casa de Rodrigo, pero sin parecer que tenía dudas de su testimonio aunque sí las tuviera.

—Eso no te incumbe, yo no te ando preguntando dónde andas—me estaba retando, se notaba al tiempo nerviosa, tenia que decirme la verdad.

—Encontré el collar de nuestra madre.

—¡Enserio! Qué alivio, no quería perder la única foto que tengo de mi madre—después de decir eso me quita el collar de las manos y se lo pone.

—Ni te imaginas dónde lo encontré —empecé a reír sarcásticamente, la mire a los ojos.

—¿Sí? ¿Dónde?—ella ya sabía a que me refería, pero quería hacerme creer que no sabía absolutamente.

—En casa de Rodrigo, que curioso que precisamente se haya perdido cuando lo tenías tú, ¿cómo habrá llegado allí?—quería sonar lo bastante sarcástica pero ya ella sabía.

—Me extraña que digas eso de tu hermana ¡yo podré ser lo que tú quieras pero no soy ninguna regalada como piensas así que respétame!—gritaba casi entre lágrimas, siempre me mentía, me manipulaba con sus lágrimas y lograba sonar convincente.

Me fui a la cocina y me senté en el suelo empece a imaginarme a mi en mi mente golpeándola con mis propias manos, empece a gritar tenía que liberar la ira que acumulaba dentro de mi aunque odie decir esto, tengo que admitir que amé la sensación que sentí al imaginármela en mis brazos, pero no lo hacía porque mi deber es protegerla, es mi única familia pues mi padre nunca esta y debe ser más difícil para ella, nunca le haría daño, es mi hermanita y a pesar de todo la quiero bastante.