te tengo y no [suchen/fake dating!au]

Parte 8

Llegó a su edificio con el peso del mundo sobre sus hombros, aunque en realidad solo era el peso de su culpabilidad. Se sentía aliviado, al ver que Jinki no le guardaba ningún rencor, al ver que los que fueron como sus hermanos seguían pensando en él. Una bondad que él, por su parte, no había tenido con ellos. También se sentía estúpido, avergonzado, un crío.

Entró en casa y fue quitándose ropa que dejó caer a su paso hacia el dormitorio, quería dormir y olvidar que esa noche había pasado. No se molestó en quitarse el maquillaje, y sabía que lo pagaría caro al día siguiente, pero la verdad es que en ese momento no le importaba. Las lágrimas acabarían con los restos que pudieran quedar, de todas formas. Hundió la cabeza en la almohada y cerró los ojos con fuerza, intentando obligarse a dormir, pero su cerebro reproducía una y otra vez su conversación con Jinki (el monólogo de Jinki, mejor dicho) y aunque lo había perdonado, aunque le había asegurado que no pasaba nada, no podía dejar de llorar.

La primera vez que tocaron a la puerta, no lo oyó. La segunda vez, lo ignoró. Cuando el toc, toc sonó por tercera vez, se tapó la cabeza con la almohada. El siguiente toque llegó pasados unos minutos, y fue en la puerta de su habitación.

—Hyung. —Fue la voz suave de Jongdae la que lo sorprendió desde detrás de la puerta, no la de Jongin—. Hyung, ¿puedo pasar?

Una oleada de alivio instantáneo lo recorrió por dentro, y casi sintió todavía más ganas de llorar a la vez. No dijo nada.

—Hyung, por favor. Estoy preocupado por ti.

Se levantó trabajosamente de la cama, porque Jongdae parecía no querer abrir esa puerta si Joonmyun no le daba permiso. La abrió solo un resquicio, y se volvió a tirar en el colchón, abrazándose a su delfín. Ya no le importaba que Jongdae viera a Dolgorae-ssi. El chico abrió la puerta despacio, y si Joonmyun no hubiera estado tan agotado de llorar, se habría reído al ver que todavía llevaba la máscara dorada de Legendary Guitarman en la cabeza.

—¿Pero qué te ha pasado? —preguntó Jongdae, de pie junto a la cama—. Hyung, estaba mirando desde el backstage y cuando ha empezado a cantar el participante con cabeza de caballo te he visto poner una cara de pánico que... Me tenías muy preocupado. ¿Tienes fobia a los caballos o algo?

Joonmyun no contestó, y Jongdae siguió de pie, cambiando el peso de su cuerpo de una pierna a otra, sin saber qué hacer ni qué decir porque lo cierto es que no tenía ni idea de lo que estaba pasando. Joonmyun separó una mano de Dolgorae-ssi para dar dos toquecitos al espacio que quedaba en la cama junto a él.

—¿Puedo sentarme? —preguntó Jongdae, indeciso, y apenas Joonmyun asintió, notó un peso que hundía la cama junto a él—. ¿Quieres contarme qué es lo que ocurre?

—¿Cómo has entrado a mi casa? —preguntó Joonmyun, porque aunque sí quería hablar de lo que ocurría, aunque quería mostrarle a Jongdae la parte más horrible de su ser para sentir que lo que había entre ellos era un poco más real y no solo para las cámaras, no sabía cómo hacerlo. Al menos había dicho más de dos palabras seguidas, eso ya era un buen comienzo.

—Jongin me ha dejado la llave. Creo que he interrumpido algún momento sexy, porque ha asomado un chico sin camiseta por encima del respaldo del sofá que me ha mirado fatal...

Joonmyun hundió un poco más el rostro en el peluche y sonrió. Seguro que esta vez no tenía nada que ver con lo de ser miope.

—Voy a quitarle esa llave —se prometió a sí mismo en voz alta—. No me puedo creer que le dé las llaves de mi piso al primer idol que se presenta en su puerta.

—Venga, tortuguita —dijo Jongdae, y fue la primera vez que Joonmyun no sentía ganas de matar al oír ese mote, sino solo... calidez—. No te enfades con él. Él no tiene la culpa de no poder resistirse a mis encantos. Se lo he pedido de forma muy seductora.