Parte 7

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El corazón le latía a tal velocidad que cada pulso comenzó a derivar en pinchazos, y Joonmyun tuvo que empezar a considerar si se debería solo a su ansiedad extrema ante la perspectiva de caminar por una alfombra roja después de lo que había pasado el fin de semana, o si sería una angina de pecho. El coche se detuvo junto al photocall y Joonmyun empezó a tener problemas para respirar, pero Yixing se dio la vuelta desde el asiento de delante y le puso una mano sobre la rodilla.

—Eh, te estás empezando a poner morado —le dijo—. Todo está bajo control. Piensa que es como si Baekhyun estuviera detrás de todos esos fotógrafos con un látigo de siete colas.

—No me cuesta imaginarlo, no sé por qué —dijo Joonmyun, con una risita histérica.

Sabía que iría bien, que debía de haber alguna deidad que actuaba en su favor por alguna hazaña que hicieran en vidas anteriores. La mayoría de fans de Chen (y las cifras habían aumentado mucho desde su repackage), lejos de reprocharle nada, habían dedicado los últimos tres días a volcarse en mostrar todo su amor por su ídolo en forma de votos masivos para sus nominaciones de fin de año y de campañas de ánimo en las redes sociales. Las fans de Joonmyun se les habían unido, y aunque los comentarios negativos no habían sido pocos, habían quedado sepultados bajo tanto apoyo. Aún así, Joonmyun no podía evitar sentir taquicardias.

Yixing le dio otro empujoncito de ánimo, porque los coches seguían llegando y no podían retrasarse más, y Joonmyun abrió la puerta por fin. Se unió sobre la alfombra roja a Hongbin, Hwasa y Hyuna, que presentarían la gala junto a él. Todos lo saludaron con cálidas sonrisas antes de volver a centrarse en las cámaras, y Joonmyun intentó que la suya estuviera a la altura ante semejante mar de flashes. Había fans al lado de los fotógrafos, y Joonmyun tuvo que forzarse a que las rodillas no le flojearan cuando vio las pancartas que sostenían. El amor es igual para todos. Intentó concentrarse en mirar al objetivo de las cámaras que tenía delante, pero sabía que saldría en la mayoría de fotos mirando hacia la derecha. No le importó demasiado, porque tenía a Hongbin a su izquierda y cualquier foto en la que saliera Hongbin sería una obra de arte. En ese momento eran las fans las que merecían su atención. El siguiente artista estaba saliendo ya del coche para entrar en la alfombra y tenían que irse, pero Joonmyun quiso acercarse a las fans, para darles la mano a las que tenía más cerca, mostrarles una mínima parte de su agradecimiento. Las habría besado una por una, la verdad, pero sabía que habría varios fotógrafos inmortalizando el momento y ya había tenido escándalos suficientes esa semana.

—Hyung. —Hongbin le puso una mano en el hombro para llamar su atención, porque el personal de la gala insistía en que tenían que entrar ya al estadio.

Cuando se giró para marcharse, Joonmyun vio quién era el artista que acababa de llegar al centro de la alfombra.

Jongdae estaba delante de él con un flamante esmoquin. Tenía el pelo castaño y suave desordenado, retirado hacia atrás, y sonreía a las cámaras con absoluta seguridad en sí mismo. Los gritos de las fans a sus espaldas eran ensordecedores. Joonmyun tampoco podía dejar de mirar. No sabía qué hacer, cuál sería la reacción apropiada. Estaba mirándolo durante lo que se prometió que era un último momento cuando Jongdae desvió la vista, sus ojos se clavaron en los de Joonmyun y le sonrió. Fue un segundo, pero Joonmyun estaba seguro de que todas las cámaras lo habían capturado. Con el corazón desbocado y las mejillas ardiendo, se dio la vuelta para salir de la alfombra roja. Tampoco sabía cómo se las iba a apañar para fingir que Jongdae no lo tenía completamente hechizado.


La gala fue sobre ruedas. Con Hongbin al lado, quien hablaba con voz y sonrisa firmes pero sujetaba las tarjetas con manos temblorosas, Joonmyun siguió el guión al pie de la letra, con toda la entereza que pudo. Cuando Chen salió al escenario para su actuación, todas las fans levantaron los brazos al mismo tiempo. El público quedó salpicado de cientos de pancartas con la misma frase, El amor es igual para todos. Aclamaban su nombre y el de Joonmyun, cantaban con él, y Joonmyun (que gracias al cielo estaba en el backstage, su cara de galápago bicentenario a punto de llorar protegida de miradas indiscretas) comprendía perfectamente por qué todo merecía la pena para Jongdae al ver esto.

te tengo y no [suchen/fake dating!au]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora