Bonus 2

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Dedicado pa ti chamita chamita, leela que no eres ciega sajkdbska

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Un par de idiotas, (Amber y Kibum) disfrutando de una linda noche en la playa, con la excusa de adelantar su luna de miel. Vestidos de pies a cabeza como modelos de una revista porno (con esto me refiero a que no tenían ropa). Pues, hace un buen rato que optaron por lanzarla alrededor y tirarse sobre la arena. Y como todo buen hombre, consciente y responsable, Kibum llevaba un condón dentro de su cartera. Bueno, eso antes de que Amber se ocupara de colocarlo en su miembro.

— Omg —Kibum contenía la respiración mordiendo dentro de su propia boca. No hace mucho que los delicados labios de ella atrapaban su duro miembro. Pasando por todo su extremo y mojándolo con su saliva. Lentamente lo sacó de su boca atendiéndolo con una de sus manos mientras que su lengua comenzaba a jugar en los testículos de él. Todo el aire que estaba conteniendo lo dejó escapar, necesitaba...no, su pene exigía hacerle el amor tanto como pudiera. Amber le puso el condón y se acercó a Kibum besándolo. Una probada de la textura de su vicio. Podían leerse con la mirada y saber que en sus mentes ocurría un sinfín de fantasías.

En eso, él se acostó de lado situándose detrás de ella, quien estaba de la misma forma, pero con una pierna apoyada en el muslo de Kibum. Su miembro comenzó a dilatarle la vagina, pasando a través de sus jugos, y provocando que ella se estrechara alrededor de él. Durante esa calurosa conexión, iban acompañándose de sonidos placenteros. Reviviendo las sensaciones pasadas que temblaban interiormente en sus corazones.

— Sigue haciéndolo —dijo Amber con la voz corta. Tenía la piel de gallina y apenas se podía entender lo que decía. Se sabía que en un momento tan ardiente, ya no sé era consciente de las palabras, simplemente salían morbosidades al azar. Esto sin querer, revelaba el lado pícaro de su ser.

Sostuvo su movimiento sacudiéndose dentro con rapidez. El sudor no podía faltar, tanto acto físico había hecho cubrirles la piel. La dulce excitación le impedía desprenderse, sin embargo, si mantenía esa misma posición por más tiempo, seguramente a Amber se le iría la sangre de la pierna, y él acabaría más rápido. Así que salió para que ella se pusiera completamente boca abajo. Tenía el culo ligeramente elevado y las piernas separadas. Permitiendo la entrada de cualquier visitante (en este caso, kibumlandeses). Sujetó sus senos erectos entre sus grandes manos. Tan suaves como la de un bebé y tan cómodas de tener sobre la piel. E iniciando, la estimulaba rozándole con la punta de su entrepierna. Poco a poco fue profundizándolo, llegando a penetrarla hasta el límite, y desde allí, aceleró el paso, gruñendo detrás de su cabeza. Una mano dejó de presionarle el pecho para apretarle una nalga y dar un fuerte manotazo sobre ella. Amber reaccionó exaltando. A los oídos de Kibum sólo podía escuchar el éxtasis de placer que ambos estaban sintiendo. Acabó en el preservativo y se sostuvo del suelo, sacando un fuerte orgasmo e inclinándose a la espalda de ella, arropando sus tatuajes con su torso sudado.

Unió lo último de su alma, sin que perdiera toda la erección, y empezó a chocar con fuerza y más distancia hacía ella. En la final, gritó por la fuerza que le había aplicado (Nota mental: "No trates de asesinar a tu amigo "). Amber se volteó despacio, viéndolo de frente. Por lo que al instante, él bajó hacia ella, aproximándose a su rostro enrojecido.

— Tu cara está llena de arena —comentó Kibum. Su aliento demostraba lo exhausto que se sentía—. Debería estar llena de besos.

Amber reflejó una tierna sonrisa y lo besó rodeando su cuello con sus brazos. Si juntara todas las mariposas que le hacía sentir cuando lo besaba, podrían volar más allá de la luna.

One For My Paper HeartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora