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-Ben, no te muevas- le ordené.-quieto ahí. No hagas nada. Ahora vuelvo.-y me fui al comedor donde me senté en el sofá con el móvil en la mano. Llamé a Valentino.

V: hola.
K: hola. ¿Puedo pasarme por tu casa? Tenemos que hablar.
V: claro Kathia. Mi casa es la tuya. Te amo.

Colgué y Ben estaba detrás de mí con una mirada asesina. Lo esquivé.

-Vamos, vístete. Me tienes que llevar a casa de Valentino.-suspiró.

-de acuerdo...-se vistió a toda prisa y me subí en el coche esperando a Ben, sentada en el asiento de copiloto. Al llegar a casa de Valentino, Ben se marchó.

-Hola Kathia. Pasa, por favor.

-Claro.-dije secamente.

-¿de que quieres hablar?-me preguntó mientras me sentaba en el sofá. Él se acomodó a mi lado.

-Yo te quiero y nunca he dejado de hacerlo. Pero no estoy preparada aún para hacer ciertas cosas... tienes que entender que llevamos tres meses sin vernos y... es todo muy complicado.

-pero me prometes que no te has tirado a otro cuando estabas...-los ojos se le humedecieron-ahí, sola...

-no. No lo he hecho cariño. Te lo prometo. Y lo siento por habértelo hecho pasar tan mal cielo. De verdad que me sabe muy mal y no quiero que estés mal por mi culpa-y me abrazó por la espalda asintiendo.

-lo siento lo siento lo siento preciosa...-me reí y le di un mordisco en el lóbulo divertida. Me sonrió al ver que las lágrimas se asomaban a mis ojos y me las limpió delicadamente. Nuestros ojos se encontraron y noté que sus labios se entreabrían con sensualidad.

-te quiero.

-vaya bipolaridad cariño.-nos reímos- ¿y mañana me volverás  a odiar?-le apreté la mano juguetona.

-claro que no Valentino. Yo te quiero un montón y tal vez...-me puso una mano delante de la boca sin dejar que dijera nada más y se puso encima mío con aspecto divertido.

Ojos de gataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora