Al día siguiente, Isidora volvió como si nada hubiera ocurrido. Nadie le preguntó por qué se marchó tan repentinamente; al parecer, yo era el único al que le importaba su vida, a pesar de que no lo demostraba.
La chica de las estrellas se la pasaba haciendo garabatos en su cuaderno de tapa blanca. Nunca supe qué era lo que dibujaba y escribía en él, pero siempre estuve a punto de acercarme y preguntarle de qué se trataba.
Isidora solía sentarse sola en clases, y era la única sin compañero de banco. Aún cuando no quedaba otro lugar donde sentarse, los demás insistían en ir a buscar una mesa a otro de los salones. Nunca pude comprenderlos, porque... ¿Quién no querría sentarse junto a una chica que parece tener más misterios sin resolver que el universo mismo?
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La chica de las estrellas
Short Story❝¿Quién hubiera pensado que la chica de las estrellas algún día dejaría de brillar?❞