La chica de las estrellas

Capítulo ocho

 Manuel:

Entiendo que hayas pensado que estaba pasando por una situación difícil que requería de la ayuda de un profesional. Lamento decirte que estabas en lo cierto, pero ningún psicólogo hubiera podido ayudarme con esto.

Las cosas en casa no estaban del todo bien: mis padres se la pasaban discutiendo por mi culpa, mi hermano me odiaba y mis abuelos ni siquiera se molestaban en llamarme. Todos en el instituto se dejaron llevar por el prejuicio y ninguno se atrevió a conocerme. De todos modos, no creo que se hayan perdido de nada demasiado importante, pero la cuestión es que no tenía a nadie y era lógico que no resistiría durante mucho tiempo más.

Quiero que seas el único que sepa sobre mi nuevo comienzo. La realidad es que no acabé con mi vida, sino que empecé con otra distinta: una vida llena de oportunidades, de posibilidades y esperanzas.

Cuando leas esto, estaré muy lejos de ti. Me iré a un lugar donde nadie pueda encontrarme ni hacerme daño, ¿de acuerdo? Todo estará bien ahí, y ya no necesitaré ocultarme de las personas que tanto me han lastimado.

Te deseo lo mejor para tu futuro, y ojalá puedas encontrar la forma de ser tú mismo.

-Isidora.