"Oh bueno, cuéntame algo que no sepa" esa definitivamente no era la respuesta que esperaba recibir la chica rubia.
Abrió su boca y frunció el ceño.
"¿A que te refieres con eso?" Pregunta, manos en la cintura y labios fruncidos.
"Luces un poco, huh, lesbiana. Con toda es cerveza que bebes y como te pones al jugar fútbol" dice la castaña "pero, eso no importa, yo te amare igual" agrega, dando un fuerte abrazo a la rubia. Uno que deja a ambas sin aliento y con un ligero temblor en sus manos.
"Y yo a ti, mejor amiga. Aún que seas una prejuiciosa, no por hacer esas cosas soy más lesbiana" susurra la rubia entre el abrazo dulce y las mariposas en el estómago, soltando una risita baja; sintiendo amargura al pronunciar tales palabras.
"Lo que digas, chica que bebe más cerveza que mi abuelo. Vayamos a dormir, antes de ponernos sentimentales y despertar a mamá con nuestros llantos, ya sabes como se pone" dice la rizada y ambas sueltan risas desganadas, muy cansadas para pensar. Muy enamoradas trágicamente como para ser felices.
Y es que, ¿por qué de entré tanta gente la rubia se tuvo que enamorar de su mejor amiga?
Lo que no sabe, es que la chica de rizos castaños y cuerpo voluminoso, se formula esa pregunta cada noche antes de dormir.
Y lo que ambas no saben, es que, las almas gemelas siempre terminaran juntas, sin importar nada.