Ambas chicas no paran de hablar por los pasillos y de tanto en tanto ríen. Solo la ojiazul faltaba cambiar los libros de su locker.
-Gracias por acompañarme a mis entrenamientos- Dice Bo sonriendo y mirando a su amiga eligiendo cuales libros se quedarían en su cartera.
-De nada, Bonnie- Dice ella sonriendo- Incluso podría ayudarte yo también ¿No? - La pelinegra mira a su amiga la cuál asiente con una amplia sonrisa.
-Es que sé que a ti no te gusta saltarte ninguna clase- Dice Bonnie mirando al suelo.
-Tengo muy buenas calificaciones. No creo que me digan algo si me las salto alguna vez siempre y cuando no se repita.
-Clara, Sobre todo, tu sabes cual es mi problema con la velocidad, necesitaba que alguna de ustedes me acompañara para verificar que no se note- Dice y cuando su amiga cierra su casillero doblan la esquina y caminan un rato más hasta llegar al gimnasio pequeño. Aquel donde cuando llueve las porristas entrenan.
-Bien, ve a cambiarte a los vestidores, yo iré ahí por las gradas y me sentaré- Dice Clara chocando puños con la pecosa y se dirige y sienta en la esquina superior derecha de las únicas gradas del gimnasio completamente vacías.
Rebusca en su bolso algo mientras espera que la pelinegra termine de cambiarse y saca uno de sus libros "Cien años de Soledad".
"Remedios, la bella, se quedó vagando por el desierto de la soledad, sin cruces a cuestas, madurándose en sus sueños sin pesadillas, en sus baños interminables, en sus comidas sin horarios...".
-¿Clara?- Bonnie se jalaba el short hacia abajo, le molestaba un poco que quedase por encima de las rodillas pero no tenía mas remedio que usarlo- Esta porquería de short corto... ¿Realmente está diseñado para var....
-Yo supuse que tu lo habías achicado para tu talla- Dice Clara desde las gradas.
-¿Me estabas escuchando?- Bonnie alza las cejas sorprendida de su amiga- Yo pensé que me ignorabas por ese tonto libro, "soledad de cien años" o algo así.
-Ay Bo, me recuerdas tanto a mi hermano- Dice ella negando con la cabeza sin despegar la vista de su libro- Jamás voy a entender como tiene mi apellido. Es todo lo contrario a mi padre, mi tía o incluso a mi o a cualquier Kent.
-¿Algo así como un némesis, una oveja negra?- Dice Bonnie sonriendo y botando la pelota intentando ocultar que sintió que quizás incomodó a Clara con su pregunta.
-Algo así- Dice ella- Pero eso no importa. Quiero verte anotar tantos goles como veces te agites.
La pecosa frunce el ceño con una sonrisa macabra, y su amiga suelta una ligera carcajada y vuelve a concentrar la vista en su libro. Su amiga comienza a correr con la pelota por delante.
La hora pasa lento, Bonnie patea y lanza la pelota al arco incontables veces mientras que Clara poco a poco va llegando al final de su libro.
-Hey Clari- Dice la pecosa casi embadurnada por su sudor- Mira esto. - La ojiazul fija su atención en su amiga, que feliz de obtenerla, corre con el balón por todo el gimnasio excediendo la velocidad natural que puede correr un cuerpo humano por mucho. Corre con tal rapidez que logra correr por las paredes y el techo del gimnasio.
-Wow- Dice Clara boquiabierta- Eso es de lujo.
-Te digo algo- Dice la pecosa cuando para solo un segundo en la butaca inferior a la de Clara- Te apuesto un hotdog a que puedo patear la pelota sin los pies- Dice tomándola bajo su brazo.
-Eso no sería patearla- La corrige Clara sin mirarla a los ojos.
Bonnie escucha el ruido de la puerta del gimnasio abrirse y cuando ve a la persona que entra, sonríe pícaramente.
ESTÁS LEYENDO
Powerfives: Heirs of Glory Tales
Aktuelle LiteraturCinco superheroínas. Cinco adolescentes. Cinco herederas de la Gloria. Ninguna podría sola afrontar los problemas de aquella ciudad de California. Solo juntas podrían escribir su historia como las súper cinco herederas de la Gloria.