iii. ¿Amor? Miedo

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Por primera vez en muchos años, una duda enraizó en la mente de Shen y le impidió conciliar el sueño.


"Ese arte... ¿qué tan poderoso es?"


La incertidumbre punzaba en su pecho y cosquilleaba en su estómago; zumbaba en sus oídos y trepaba por sus extremidades.


"¿Por qué...? ¿Por qué ahora...?"


Shen se removió entre las sábanas del futón e inhaló hondamente. Su corazón palpitó con la furia de una tormenta y un sudor frío comenzó a perlar su piel.


Amar... a Zed. Como un hermano. Sí, así era como le amaba. Como a un hermano.


-Eso había pensado hasta que se encontró a sí mismo pensando en él, deseándole, fantaseando con sus labios, añorando la calidez de su piel y la inexplicable ansiedad que despertaba en él su presencia.


Sí... quizá había estado enamorado de Zed. No había sido más que una confusión adolescente de la cual fácilmente podría acusar a los cambios hormonales.


Amaba a Zed.


Siempre lo había amado.


¿Por qué ahora más que nunca?


El terror escaló como un estremecimiento a través de la vértebra del kinkou, y tuvo que cerrar los ojos para alejar los pensamientos que amenazaban con cernirse sobre su lógica y razón. Las palpitaciones se tornaron erráticas, furiosas.


Temía. Sí, temía. Temía que su amor por Zed no fuera sincero y que hubiese sido potenciado por la oscuridad que había corrompido a Zed.


O quizá sólo se trataba de la culpa. La culpa de saber que, al igual que su padre, él había permitido que Zed se entregase al camino de la Oscuridad. Él también le había decepcionado. Él también tenía un peso que cargar. Y ahora que había vuelto a verlo, la necesidad de volver a acogerle y luchar por mostrarle el sendero del equilibrio se había apoderado de él.


Ah, esa era una buena excusa. Excepto porque era totalmente... falsa.


Quería a Zed, para él, incluso sabiendo que no podía tenerle. Quería salvarle. Quería estar con él. Quería tenerle a su lado. Y la razón se le antojaba cada vez más lejana y desconocida.


"No puedo sentir esto," se repitió mentalmente y tragó saliva. Había oscuridad por doquier; penumbras esparcidas por cada rincón. La noche le recordaba a Zed.


"¿Eres tú quien me está haciendo sentir esto, Zed...?"


Así que era por eso que el amor era peligroso. Ahora lo entendía a la perfección. Ahora comprendía la magnitud con la cual el peso de las emociones lograba doblegar el espíritu, y por qué era tan importante suprimirlas.


"Ahora sabes dónde atacar. Estás haciéndolo bien. Mejor que nunca."

Hey unloving, I will love you { LOL Yaoi Shen x Zed }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora