"Ah, puedo sentirlo.
Tan sublime, tan efímero.
Ese afecto está contado, Shen.
Sabes que es tu destino, ¿no es así, niño?
No podrás protegerlo más.
No podrás amarlo más.
Tu corazón se volverá tan frío y gris como tus pensamientos.
La monotonía regirá tu vida y devorará tus sentimientos.
Nunca más podrás amarlo como ahora.
Lo lastimarás más que nadie.
Lo abandonarás.
¿Cómo se siente, Shen? Saber... Que destrozarás a quien más amas.
Puedo verlo ya; hermoso.
Una explosión de matices oscuros y una danza isócrona de penumbra y de dolor.
¿Podrás vivir con eso, Shen?
Sabiendo que le fallaste."
"—No, no, no. ¡No!
No lo haré.
No lo abandonaré.
¡No puedo!"
Aún podía sentir— y dolía. Las palabras de aquella dantesca criatura penetraban en su corazón como la más afilada daga. Sus palabras sabían a veneno y a amargura; a dolor y sangre.
Había verdad en lo que decía. Y esa verdad era un peso inclemente y tortuoso. Jamás había pensado con detenimiento en lo que aguardaba en el futuro sino hasta ahora.
Renunciar a Zed... no, no podría. Era su amigo, su hermano. ¿Cómo podría renunciar a él? ¿Cómo podría decepcionarle...? Jhin estaba mintiendo; sí, eso era. Su padre aún le amaba. Él también podría amar a Zed... Jhin mentía... Sus palabras no eran más que una treta ruin.
Quería creer eso. Quería creerlo tanto.
Y, sin embargo, no podía.
Su mente había logrado silenciar a su razón. Era doloroso, pero cierto. El fuego que despertaba en él cuando pensaba en Zed debía apagarse para cuando tomase el puesto como Ojo del Crepúsculo. Shen sabía muy bien, incluso desde la adolescencia, que la fiereza de sus emociones indómitas debería acallar para siempre si deseaba desempeñarse con el honor y pericia que clamaba su futura posición.
Era por el bien mayor... aunque ese bien no involucrase a Zed.
Y no lo hizo.
Pasaron años hasta que finalmente Shen comprendió el pronóstico oculto en el discurso de Jhin.
Había perdido a Zed.
Había sido él quien cercenó el lazo que le ataba a su amigo.
Las palabras de Jhin sembraron en Shen la semilla de la incertidumbre e hicieron germinar en él un sentimiento de responsabilidad cuel inusitado. Sin importar qué tan poderosos fueran sus sentimientos por Zed, Shen debía guardarlos. Las bromas entre ellos terminaron, al igual que los juegos, los secretos, los afectos. La rivalidad reemplazó la cercanía de su amistad, y el corazón del hijo de Kishou se opacó como el de su padre y se marchitó.
Y ahora, lo sentía.
Lo sentía tanto.
Pero ya no podía mirar atrás sino para recordar, para rememorar, paso a paso, cómo él mismo había alejado a su amigo hasta hacerle perder el sendero de vuelta a casa.
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Hey unloving, I will love you { LOL Yaoi Shen x Zed }
RomanceSerie de historias (one-shots) explorando la relación entre Shen y Zed y, sobre todo, los sentimientos que se profesan mutuamente. Las historias NO están en orden.