The Movie

130 15 0
                                    

Estaba acostada en la cama, pensando en lo que pasó hoy, cuando sonó mi celular.

-¿Adivina que? El chico nuevo, Austin, dará una fiesta en su casa. Y tenemos que ir - dijo Bárbara al otro lado del teléfono.

-Sabes que no me gustan las fiestas - dije, tapándome la cara con una almohada. Bárbara amaba las fiestas, y siempre terminaba convenciéndome de ir con ella.

-Vamos ____, es sólo una fiesta, y hay que conocer a los nuevos. Además, Mario irá con nosotras, y... - Ella continuaba diciéndome razones por las cuales debía ir a la fiesta.

-Esta bien, esta bien. Pero si te embriagas, el único que te cuidará será Mario - dije, y colgué el teléfono.

Eran cerca de las 3am, y aún no podía dormir. Ya había intentado con todas las posturas posibles, pero el sueño no acudía. Presioné mi cara contra la almohada y solté un gritito. Lo mejor sería bajar, y tomar algo.

Empecé a bajar las escaleras lentamente, no se veía nada. Al notar la silueta, ya fue muy tarde

Auch.

Había tropezado con algo, perdí el equilibrio, y caí encima de él.

-¿Cómoda? - preguntó Harry. Estaba tan cerca que sentía su aliento contra mi piel.

-Lo siento - dije, incorporándome rápidamente. Harry encendió la luz, y cubrí mis ojos.

-No importa - dijo con una sonrisa pícara, - ¿No puedes dormir? -asentí.

-Sólo vine por un vaso de agua - dije, pasando al lado suyo.

-¿Sabes? Em, yo, pues... yo tampoco y pensé... - dijo Harry, con una mano en la nuca.

-Sólo dilo Harry - dije, riendo y sirviendo agua en un vaso.

-Pensé que podíamos ver una película - dijo Harry, rápidamente. Yo reí.

-Seguro - dije, sentándome en el sillón. Di palmaditas al lado mío, para que se siente. El sonrió.

La verdad es que no estaba prestando nada de atención a la película. Mis ojos estaban por rendirse, y luego de cerrarlos, no escuché más que un susurro

-Buenas noches, preciosa.

¿O fue un sueño?

Abrí los ojos, y lo primero que vine a mi mente fue ¿dónde estoy?

Estaba acostada en el mismo sillón. El brazo de Harry estaba abrazándome la cintura; lo miré y me sentí culpable. Estaba profundamente dormido, pero no tenía mucho espacio, ya que yo ocupaba casi todo el sillón al acostarme. Aparte su brazo cuidadosamente, y me levanté sin despertarlo. Fui arriba a cambiarme y cepillarme. Eran cerca de las 10am. Parecía que todos seguían durmiendo, y decidí prepararle el desayuno a Harry, que estaba durmiendo ahí por mi culpa.

Le hice unas tostadas, jugo de naranja, y un poco de leche. Coloqué la bandeja frente a él. Justo en ese momento, abrió los ojos y sonrió.

-¿Esto es para mi? -preguntó, señalando a la bandeja.

Su voz estaba ronca y rasposa. Se veía tan atractivo con el pelo despeinado.

-Si - aclaré mi garganta - Te lo mereces, por mi culpa dormiste aquí.

Él agarró mi brazo, y me estiró sobre su regazo.

- ¿Por qué te sonrojas? - preguntó, riendo.

-No me sonrojo - respondí, tapando mis mejillas con las manos.

-Oh, pero si, si lo estás - dijo, con una sonrisa de oreja a oreja -Pero tranquila, te ves hermosa así.

-¿Irás a la fiesta hoy? - ¿Fiesta? Maldición. La fiesta. Se me había olvidado por completo. Me incorporé, y tomé el celular para llamar a Bárbara. No tenía nada que ponerme esta noche.

-No tengo nada que ponerme esta noche, así que no voy - dije al teléfono, feliz.

-Como si fuera a dejarte faltar. Sabía que pondrías esa excusa, así que... te compré un vestido.

Suspiré.

-Estás loca - colgué.

-Genial - dije, sarcàsticamente, volviendo a suspirar.

-¿Entonces vas? - preguntó Harry, sonriendo.

-Supongo - dije, encogiendo los hombros.

-¡Oigan! ¡Por aquí! - escuché. Era Bárbara, gritando desde la cuadra frente a nosotros.

Caminé hacia el lado opuesto, pero Mario me agarró el brazo, arrastrándome hacia Bárbara.

-Tu vienes conmigo.

-No es tarde Mario, podemos fingir que no la conocemos y salir corriendo.

-No, no puedes - dijo ella con una sonrisa de suficiencia.

Bárbara caminaba frente a nosotros, tatareando. Llevaba un vestido blanco por encima de las rodillas, sin mangas y bastante suelto. Mientras yo, llevaba uno negro, pegado al cuerpo, y tacones.

-¿Por qué no podía quedarme en mi casa durmiendo y tú venías sólo con ella? - pregunté, malhumorada.

-Porque sabes que yo solo no podría con ella si se embriaga - me respondió Mario.

-Te escuché - dijo Bárbara, sin darse la vuelta. Miré a Mario, sabía que tenía razón.

-Te odio.

-No, no lo haces - dijo Mario, sonriendo.

-Si, si lo hago - al segundo de decirlo, me arrepentí. Mario me alzó y tiró sobre su hombro, como si fuese un saco de papas. Mi cabeza estaba boca abajo, y mis piernas intentaban patear el tórax de Mario.

-Di que me amas, y que lo que dijiste fue una mentira - me dijo, riendo.

-Ni muerta - grité.

-Entonces supingo que no te molestará llegar a la fiesta así.

-No te atreverías.

-Sabes que sí - dijo. Aunque no podía ver su cara, me imaginaba una enorme sonrisa pintada en su rostro.

-Bien - dije frustrada. -Te amo y todo lo que dije antes fue mentira - dije, haciendo una mueca.

Al fin, me bajó, y me pusó frente a él.

-Esa es mi chica - dijo, alborotando mis cabellos.

Rodé los ojos.

-Solo quiero decirte que retiro lo dicho y te odio - salí corriendo en dirección a la casa de Austin, donde sería la fiesta

No pasó mucho tiempo antes de escuchar unos pasos cerca mío.

Mario me seguía, y yo aumenté la velocidad. Sin darme cuenta, ya me encontraba dentro de la casa, corriendo como una desquiciada cuando...

-¡Cuidado! - gritó un chico rubio.

Entendí a que se refería cuando alcè la mirada y choqué bruscamente contra alguien. Mi peso cayó contra el suyo, y ambos caimos en la piscina.

Photography this.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora