Es triste pero es así, solo me queda esto, solo me queda escribir aquellos nudos de garganta tragados y esas palabras nunca dichas.
Y es que ella siempre fue mi ángel favorito,
Un ángel sin alas y con un alma rota.
Tan pura, tan bella, tan inalcanzable...Tenía un cuerpo demacrado, consumido por la vida, y un rostro delicado y fino, pero lo que me encantaba era su tenue piel de un tono blanquecino, que le hacía parecer casi etérea.
Oh, y esa mirada, que Dios me perdone, porque esos ojos deberian ser pecado, tenía esa mirada tan sublime, tan irreal...
Y esos labios, su forma de pronunciar mi nombre, con esa voz de sirena, que me dejaba sin respiración y le provocaba un leve temblor a mi cuerpo.
Esa forma que tenia de romperse, en silencio, haciendo que su corazón se cargue de frío, insomnio y unas casi enfermizas cicatrices, de una forma tan... Inefable.
Y es que he de decir que fue el ángel más patológicamente bello que nunca conocí en mi vida.