넷 ⇁ porcelain.

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r e c u e r d o.

- Es emocionante probar cosas nuevas, ¿no?

- Claaaaro, como a ti no te va a llegar nada.

- Pero tendré que hacer todo.

- Hm. Ya no quiero.

- ¡Jinnie!

- No quiero probar el BDSM, no, no.

- Pero no te quejas cuando te nalgeo.

- Ahg. Es diferent-

- Jóvenes necesito que tomen una decisión. -Chilló frustrada una de las joven que atendía aquella sex shop pues hace media hora que se daba vueltas tras vuelta con la parejita homosexual por la tienda.

Le dolian los pies, la cabeza, los oídos, todo.
No le veía el caso a su enredo, era escoger y ya, pero quien parecía ser el pasivo en aquella relación estaba entre si y no, bipolar.

Decidió dar una sugerencia para sacarse al parcito de encima y atender al resto de la gente.

Namjoon le agradeció toda la vida esa sugerencia.

Namjoon adoraba escuchar gemir a Jin.
Tuviera muy dilatado el agujero del mayor con los dedos y todo, pero seguía sin poder detenerse, penetrando profundamente con sus largos dígitos, torciendolos dentro del ano adverso hasta que encontrase su próstata.

- Oh~ Maldita sea, ¡Ah, ah! Mierda, sigue, sigue. -Jin no podía más de placer, estaba limitado aparte que solo gemía de manera dolorosa, sus sonidos chocando uno tras otro cada vez su punto dulce hacia encuentro con las yemas de Namjoon.

El menor tenia la vista nitida del placer, su polla le dolía muchísimo bajo la presión de sus pantalones pero tenía una adicción enferma por hacer llorar de placer a Jin y prohibirle eyacular sin su consentimiento.
Veía como el miembro ajeno soportaba punzadas de dolor y satisfacción, casi hacia tembleques por la presión que ejercía Jin para no liberar el semen.

- Nam... Nam, joder, ya no puedo... -Sollozó con voz aguda, los ojos entreabiertos y él pecho acelerado, cubierto de viscosa saliva que el moreno había dejado con besos húmedos.

Rap Monster se da el tiempo para mirar a su amante mientras deja de atender su dilatado agujero.
Las superficie de la cama esta húmeda de sudor, sin embargo no hay mantas que la arrugen, solo una sabana color vino.
Suena el repiqueteo de las cadenas que sujetan las muñecas de Jin, este último suplicando de hace horas que quiere tocar a su menor, sentirlo y fundirse con el a piel directa pero el estar así lo hace el doble de emocionante.

- En cuatro, ahora. -Demando Namjoon.

Las esposas son de cadena medianamente largas así que el mayor debe afirmarse del cabecero para poder alzar su terso trasero hacia el adverso.
Pero un látigo suave, sin plástico, o accesorios en la punta, impacta contra su nalga derecha.

- J-Jonnie... -Gime ancioso de más, cerrando fuerte los ojos y arañando la madera del cabecero ya que no sabe donde descargar más placer.

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