Vete

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-Zehra-

Hemos vuelto del entierro de Azad, qué día más pesado, todos lloraban él era un bue hombre, querido y amado. Y cómo siempre me encargan a mí el cuidado de Alí, porque yo soy la esposa, aunque sinceramente siento que es porque a todos los demás él les pesa. "Vigílalo para que no cometa una locura" – dicen.

- Te he traído algo de comer – le digo entrando a la habitación y noto que está en la misma posición que hace un par de horas

- No quiero – responde sin mirarme

- Pero Alí desde la mañana no comes algo – trato de convencerlo y me mira tan duramente que me asusto un poco

- Déjame solo – hace una pausa y se levanta – Después de todo tú también me abandonaras- dice acercándose a mí – Cuando te vayas lejos de este infierno también me borrarás de tu memoria para no recordar nada de esta pesadilla – me agarró fuerte del brazo – ¡Déjame sólo desde ahora!

- Alí me estás lastimando – no solo por el brazo, sino también por lo que decía

- ¡No me acostumbres más a ti! ¡Vete ahora! – concluye gritando y sacándome finalmente de la habitación.

Pasé el resto del día preocupada y ayudándole a Fatma, apenas pude cruzar palabras con mi madre. Al caer la noche la Señora Nujin se me acerca diciendo:

- Recuerda que debes quedarte en la habitación de Alí como una buena esposa

- Prefiero estar solo ahora – dice de inmediato saliendo de la habitación como si hubiera estado preparado para ello – Además sería bueno que ella pase esta noche con su madre, ambas también están sufriendo

- Pero Alí – reprocha Zumrut que escuchaba

- ¡Respeten mis decisiones! – grita enfurecido

- Está bien pero sólo una noche – interviene Nujin

- ¿Qué esperas para subir con tu madre? Tu esposo te ha dado permiso de quedarte con ella – un permiso que parecía más una orden en ese momento

-Gracias – susurré, aunque me alegra ir con mi madre, entristece saber que Alí me quiere lejos, pero lo entiendo, yo siempre estoy pensando en escapar

Mamá está hecha pedazos de dolor como era de esperarse, y fingir que no es así le duele más, pues Devran se molestaría demasiado al verla llorando por quien siempre fue su rival, su propio primo, Azad. Conversamos largamente acerca de lo vivido, de lo llorado, y de lo perdido, nos consolamos la una a la otra y conseguimos descansar.

El día siguiente transcurre de igual forma que el anterior hasta que llega la noche y esta vez si debo quedarme con Alí aunque él no lo quiera.

Inevitable amor (Zehrali)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora