Inevitable amor (Zehrali)

Abrázame

-Alí-

Durante todo el día solo había esperado la noche para poder conversar con ella sin interrupciones, al ingresar a la habitación la veo de pie frente a la ventana, me invade la felicidad de su presencia en mi antes tan sombría alcoba y al mismo tiempo la incertidumbre merma en mi corazón, pues sé que solo está aquí por obligación... ¿qué hacer? ¿Qué decir? Yo, Alí Kirman estoy queriendo a mi joven esposa, nunca imaginé esto.

A mi mente llega el recuerdo de un fragmento de aquel poema de Rourke Boada que aprendí en la escuela:

"...en medio de este desaliento.

¡Abrázame!

No me dejes caer.

Hoy más que nunca

necesito de tu mano,

necesito de tu palabra.

¡Abrázame!

y estrangula

con tu compañía,

mi triste desvanecer."

- Zehra... - digo despacio al acercarme, ella gira lentamente y me mira. Por primera vez después de aquel momento nos miramos con profundidad, y yo no sabía que decir

- Alí – susurró por fin bajando la mirada como si sintiera vergüenza

- No por favor, no sientas vergüenza – le dije levantando su rostro con mi mano en su mentón y pude notar como se puso rígida ante esa acción y quité mi mano

- Esto es tan extraño para mí – respondió calmándose

- Lo es para mí también, no estaba en mis planes sentir nada más que desprecio por ti – sus ojos se abren como platos del asombro antes esa "confesión" y la miro cuestionando su impresión

- Hemos pasado por tanto que casi había olvidado el desprecio que me manifestaste apenas entré aquí la primera vez – dice mirando por encima de su hombro hacia la ventana y el ambiente se torna triste - ¿Qué sucederá ahora? – Cuestiona mirándome con firmeza, como si estuviera dispuesta aceptar con dignidad cualquier sentencia

- Zehra... - digo esperando que sus facciones se suavicen, pero no lo hace – No te pido nada más – me mira con suma atención – No te pido que te comportes como una verdadera esposa, prometí respetarte

- La promesas a veces se rompen – añade mirando el suelo y volteando totalmente hacia la ventana

- ¡No! No me vuelvas a decir eso – llevo las manos a mi rostro pasándolas hasta mi cabello tratando de comprender la razón de sus palabras y su actitud – No he vuelto a romper ninguna promesa – agrego caminando sin orientación por la habitación

- Lo sé – me detengo en seco con la mano en mi barbilla – Yo no quería ser una esposa – dice volviendo a mirarme – Quería seguir siendo una niña ¡pero mírame! – Señalándose a sí misma – Soy una esposa, ¡Tú esposa! – Su voz se ha quebrado un poco – No quería crecer... pero me miro en el espejo y los daños más que los años no han pasado en vano – se cubre el rostro con sus manos queriendo ocultar un par de lágrimas – Ya no soy una niña – dice a través de sus palmas – entonces me acerco a ella y la abrazo fuertemente con ternura, acaricio su cabello y guardo silencio – Yo tampoco quería quererte – confiesa sollozando en mi pecho – Y tengo miedo

- No temas Zehra, como dije antes: No te pido nada más... sólo déjame quererte y conquistarte hasta que el miedo se haya ido de los dos, porque – ella levanta la cara y me mira – porque yo también tengo miedo – y me abraza con más fuerza

- Ven, sentémonos, si seguimos así yo también acabaré llorando – digo en tono de broma y ella sonríe.

Hablamos largo rato acerca del día de mañana y la escuela, de la cara que ha puesto Leila hace unas horas cuando la puse en su lugar, hasta que finalmente decidimos dormir, yo estaba realmente agotado, no podía más, con un último aliento dije – Buenas noches Zehra - y ella respondió – Buenas noches, ...Te quiero Alí- abrí los ojos como platos y estoy seguro que la sonrisa que se dibujó en mi rostro era la más feliz en todo el mundo, me acerqué con mesura y le di un suave beso en la frente