CAPÍTULO 1

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CAMILA

Una vez más se nos hace tarde para la escuela debido a que el pequeño automóvil que tenemos no ha querido arrancar. No es que hubiésemos tenido muchas cosas cuando estaba casada con Matthew, pero al divorciarnos pude quedarme con el auto y los muebles. No quise quedarme con la casa de New Jersey porque me traía muchos recuerdos del engaño de Matthew con nuestra Vecina Pat.

¿Quién hubiese pensado que, en el sexto cumpleaños del pequeño Matty, la cámara que grababa las presentaciones del karaoke improvisado, iba a grabar una de las infidelidades de mi ex –esposo en la cocina? Cuando estaba editando el video para llevarlo a la escuela de Matty observé como la cámara hacia un giro y grababa una escena de porno casero en mi cocina entre Matthew y Pat, ella estaba agachada a la altura de la cintura de él y él le agarraba la cabeza con un vaivén de atrás hacia delante y tenía una cara de excitación y placer. No pude más y en ese momento fui con nuestro amigo Ryan, quien era el abogado de la familia, a interponer una demanda de divorcio y de pensión para los niños. Llevé las pruebas de su infidelidad y en menos de una semana ya estaba divorciada.

Volví mi cara a nuestro pequeño departamento, cerré muy bien el auto y les dije a los niños que caminaríamos hoy hasta la escuela. Matty y Sandy son dos niños muy carismáticos y llenos de vida. Sandy tiene 7 años y es muy buena en ciencias. Matty tiene 6 y es muy bueno en los deportes, le encanta el beisbol y tengo como consigna, inscribirlo a un nuevo equipo aquí, en Nueva York donde ahora residimos. Llegamos a la escuela y los abrazo, deseándoles un maravilloso primer día y recordándoles que sean educados, que se cuiden y que regresaré por ellos.

Doy vuelta hacia el departamento para llamar a un mecánico que venga a ver el coche, pues hoy tengo una entrevista de trabajo para una cadena televisiva muy importante. Llego al departamento y busco en el directorio el número de un mecánico. Queda en venir en media hora y decido esperarlos en el café que está junto a mi departamento.

Me atiende un joven muy agradable quien me mira de arriba abajo haciéndome sentir molesta por el atrevimiento. Sé que no soy desagradable a la vista, tengo 34 años, soy delgada y con todavía mis atributos bien definidos, cabello castaño hasta media espalda, algo ondulado, ojos café y rasgos finos y coquetos. Me acerco más a la barra y carraspeo un poco para pedir mi orden y él se voltea hacia una chica junto a él y alza las cejas.

Ch: Buenos días, bienvenida al Mojoe, ¿puedo tomar su orden?- sigue viendo a la chica como si quisiera presumirle algo.

C: -Buenos días un americano descafeinado por favor, ¿Cuál es tu nombre disculpa?- El chico queda confundido ante mi pregunta y me adelanto a contestar su duda – Cualquiera que me haya "revisado" de pies a cabeza debe decirme su nombre.

Ch: F...Frank – Tartamudea

C: - Ok Frank, te voy a pedir que sea la última vez que me faltas al respeto con tus ojos al mirarme de esa manera, tú estás aquí para dar un servicio, no hacer sentir incómodos a los clientes ¿me explico?.

F: Claro, una disculpa. No volverá a suceder. En seguida le entrego su pedido. Tome un pastel, va por la casa.

Después de esa interacción, me siento en una de las mesas más cercanas a la ventana para ver que llegue el mecánico y para disfrutar el pastel gratis. Pasa una hora y no hay nada. Se acerca la joven que estaba con Frank detrás de la barra y me pregunta si deseo algo más.

C: No gracias, estoy esperando a un mecánico que quedó en venir hace media hora para revisar mi auto y no llega, lo peor de todo es que tengo una entrevista de trabajo y no sé si me dé tiempo de llegar si sigo esperando. – Me siento algo frustrada y no sé por qué le cuento a la chica mis penas, ella me observa con unos ojos verde esmeralda que son hermosos y que hacen buen juego con su cara blanca y su cabello negro y largo. Me siento un poco cohibida después de mi declaración de ansiedad y espero nerviosa su respuesta. No sé por qué necesito que me responda algo.

Ch: Yo sé algo de autos, si quiere puedo echarle un vistazo, sin compromiso y si puedo ayudarla en algo, será un placer. – Sonríe y es la mejor sonrisa que he visto desde que estoy en Nueva York, es sincera, franca y llena de vida.

C: - Si no es molestia para ti y no te traigo problemas con tu trabajo, acepto tu oferta. Muchas gracias.... eh, ¿cuál es tu nombre?

Ch: - Lauren, Lauren Jauregui mucho gusto – Me extiende la mano y yo tomo la suya – Mucho gusto Camila Cabello. – Electricidad pasando por mi cuerpo con ese contacto *¿Qué fue eso?*


Segunda OportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora