Capítulo 16

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No , no , no , no , no , no.

Mierda , mierda , mierda , mierda.

—No , yo no puedo.—lloré intentando alejar a todas esas personas de mi alrededor.

—Si puedes cariño , si puedes , yo creo en ti.—me alentó una mujer que me observaba desde arriba.—¿Quién es el papá? ¿Es el joven que llegó contigo?—preguntó con una voz irritablemente suave para la situación pero que me calmaba.

Y si esa era su técnica para calmar a mujeres que llevan nueve meses embarazadas y no lo sabían , pues estaba funcionando.

—No , él no es.—susurré.

—¿Quién es?—preguntó.

—Es West.—murmuré aún más bajo.

—¿Quieres que lo llame?—

Asentí.

—Bien , pero ahora tienes que acceder a que todos estás personas hagan lo necesario para que tú y tú bebé estén bien ¿estás de acuerdo?—

Asentí suavemente.

Todas personas a mi alrededor hablando y moviéndome , mientras yo solo pensaba , voy a tener un bebé , voy a tener un bebé con West , voy a ser madre.Ni siquiera lo sabía , ¿como no pude haberme dado cuenta? La panza no me creció.No tuve antojos.Los píes no se me inflamaron.Ningún síntoma.No tengo ropa para él , ni una cuna , ni juguetes.Ni nombre , no tengo su nombre , ningún nombre preparado.No sé si es niña o niño.West no lo sabe.

No me dejaron volver a ver a Nick , y me pasaron a una habitación , en donde me ayudaron a cambiar de ropa , y me quitaron la ropa interior cosa que fue vergonzosa para mí.

Más tardé me colocaron en una camilla con las piernas dobladas a mis costados dejándome literalmente abierta.

Aunque las contracciones luego me dejaron sin pensamiento.

Quería a mi mamá.

—1 , 2 , 3 , ¡puja!—me ordenó una doctora.

—Tranquila cariño , eso es rápido.—la misma mujer de más temprano estaba a mi lado ahora.

—No puedo.—lloré.—Me duele mucho.—me quejé.

—Lo sé mi vida , lo sé.Solo piensa en la felicidad luego cuando vayas a criar a tu bebé , cuando lo tomes en brazos.Esto te va a parecer nada.—me habló para ayudarme.—¿Que quieres que sea? ¿niña o niño?—

—No lo sé.—gruñí mientras pujaba.

—Vamos , una vez más.—ordenó la doctora que manejaba el parto.

Ya no me quedaban fuerzas , pero reuní todo el valor que me quedaba , y pujé.

Un llanto de bebé inundó la habitación.

—¡Felicidades mami! ¡Es una niña!—exclamó la doctora feliz.

Todos comenzaron a aplaudir.

No tuve fuerzas para más.

Así que cerré los a ojos.

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