Ultimo

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"¡Viva la France! ¡Croissant, baguette, champignon oui oui!"

"Milo, basta, la gente nos mira..."Camus iba caminando con la cabeza gacha, apenado por la infantil actitud de su novio, quien se encontraba muy emocionado por visitar por fin París.

"Perdona Camus..." se giró para quedar de frente al acuario, estorbándole el paso mientras le sonreía ampliamente "Pero estar aquí contigo es como un sueño hecho realidad" dijo con un tinte de pena. Camus se le quedó viendo con los ojos entre cerrados y estaba a punto de decirle que era un cursi sin remedio cuando miró por sobre el hombro del griego a un grupo de chiquillas que los observaban. Al notar Milo que Camus se había quedado viendo a otro punto que no eran sus ojos se giró, encontrándose con la mirada curiosa de unas jovencitas que no debían pasar de los 16 años.

"Es muy lindo ¿verdad...?"

"Me pregunto si tendrá novia..."

"Me gustan los chicos de cabello azul como él *suspiro* se ve tan misterioso y varonil..."

Gracias a su agudizado sentido del oído, por su condición de caballeros de Athena, (y también a que Milo había aprendido a lo largo de los años francés) ambos pudieron escuchar la "interesantísima" conversación que tenían las jóvenes, en la cual concluyeron estaban hablando de Milo. Cuando ellas notaron que las veían soltaron unas cuantas risillas mientras una, cabe mencionar que la más osada, le lanzó un beso al peli azul.

Milo arqueó una ceja y sonrió entre apenado y divertido por el gesto, a lo que Camus volteó a verlo fulminantemente, pues a veces el griego no era consciente de que su travieso y desenvuelto carácter se podía tomar como coquetería. Lo que el francés no había tomado en cuenta, hasta ese momento, es que el hecho de que tan solo caminara al lado de Milo sin siquiera mirarlo ocasionalmente daba la impresión de que era tan solo su amigo.

Las muchachas comenzaron a murmurar entre ellas, emocionadas por que habían logrado captar la atención del griego, pero pronto esa emoción se turnó en asombro cuando Camus tomó la mano de su novio, les regaló una mirada más fría que el cero absoluto y después lo jaló por la nuca besándolo.

Milo tenía los ojos abiertos como platos mientras el francés le daba un beso un tanto telenovelesco y exagerado, pretendiendo que con él no quedara lugar a dudas de quien era dueño de aquel "peli azul misterioso y varonil". Cuando Camus rompió el beso las vio con desdén, puso la mano de Milo en su cintura y caminó pasándolas de largo con la cabeza en alto, ellas los siguieron con la mirada bastante confundidas al igual que el griego, quien sonrió para después afianzar su agarre al francés.

A medida que se alejaban Milo no podía despegar los ojos del rostro de Camus, esperando que al sentir su mirada le diera alguna explicación a su comportamiento anterior, pero el peli aguamarina permanecía impávido viendo hacia enfrente, mas alejándose a toda prisa de ahí.

"¿Qué ha sido todo aquello?" se animó a preguntar el oji verde, al ver que Camus no pensaba hablar del tema "Tu jamás me habías besado en público, ni siquiera un beso de piquito...es más, no recuerdo que alguna vez me hayas tomado la mano..."

"...Debe haber una mejor manera" le interrumpió Camus, ignorando olímpicamente las observaciones del menor. Milo arqueó una ceja, pues eso para nada respondía su pregunta, así que presionó un poco más "¿Estas...celoso?" le sonrió de lado, mientras lo veía con picardía.

Camus volteó encontrándose con los bellos ojos verdes "No" respondió tajantemente "Es solo que me molesta que seas tan estúpido..."le volteó la cara.

Las palabras de Camus lejos de enfadar a Milo le divertían, pues lo conocía más de lo que él lo hacía y su pregunta era más bien retorica. Al tenerlo de la cintura no le costó trabajo girarlo hacia él para que lo viera de frente, tomándole la cabeza con ambas manos por las mejillas a la vez que le sonreía tiernamente "Primero me arrancaría los ojos antes de fijarme en alguien más..." le dijo sin pena "...Me mordería los labios hasta sangrar antes de pronunciar con amor algún otro nombre..."

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