Revelaciones

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Un cálido viento golpea mi cuerpo, por momentos siento que perderé el equilibrio, pero no me preocupa, de igual manera no viviré mucho mas; me encuentro sentado sobre la rama de un árbol, puedo apreciar las montañas en el horizonte y una pequeña cabaña con algunos agujeros en el techo de paja, rústica pero bastante agradable a la vista, la soga que rodea mi cuello se amarra también a la rama, sé que en cualquier momento ella vendrá y de nuevo se asegurará de que se cumpla mi castigo.

Temo por el dolor que voy a sentir, podría intentar resistirme, pero una parte de mí quiere tener nuevamente esos fríos labios, mirar directo a sus grandes ojos, apreciar su piel blanca, y acariciar un poco su cabello plateado.

De pronto aparece sentada a mi lado, me detalla completamente y clava una mirada sostenida hacia mis ojos, al verlos, este lugar parece aun más hermoso, su mirada me transmite felicidad y miedo, una rara combinación que dudo haber sentido al mirar a alguien más.

—Es hora—Me dice la guardiana.

—Está bien, no me resistiré a mi castigo.

—Pues salta, ansío verte estrangulado.

—¿Alguna vez has visto el cielo?— Pregunto con la intención de alargar el momento.

—Humano, hay algo que aun no sabes.

—¿Qué cosa no sé?

Su mirada cambia, pasa de estar expectante a estar concentrada, como si tuviera que recordar algo muy importante.

—Aquel humano que recuerda su castigo tiene derecho a conocer un lugar en el cual podrá tener una visión distinta de la muerte.

-—¿Dónde está ese lugar?

—Primero tendrás que morir una vez mas.

Me acerca con sus manos heladas y juntamos nuestras bocas, aprieto fuertemente sus labios con los míos, el miedo se disipa y disfruto cada parte de ella mientras le acaricio el rostro con mi mano, su sabor,  temperatura y  suave piel... El beso de la muerte termina.

Salto desde la rama, el viento me acoge durante menos de un segundo y la cuerda se tensa, siento un dolor aplastante en mi cuello, el cual sigue hacia mi cabeza, el aire que entra por mi boca no avanza mas allá, poco a poco el dolor en mi cuello aumenta, es casi insoportable. Mis ojos se nublan, al tiempo que mis esfuerzos por respirar se detienen y la agonía termina.

—Humano, humano, despierta

Abro los ojos pausadamente y puedo verla de pie junto a mí, lentamente me reincorporo, un lugar oscuro, nublado, no puede verse más que dos puertas cerradas y una abierta, desde la cual sale una cadena gruesa que se pega a mi pie derecho, el grillete se siente muy bien sujeto.

—Este es el lugar, que tienes derecho a ver.

—¿y qué tiene de especial este lugar?

—Es llamado el cruce, en este sitio se encuentran las puertas del infierno, el cielo y el limbo.

—¿para qué me trajiste aquí?

—ya lo verás, acércate a la puerta de tu derecha y toca 3 veces.

Giro hacia mi derecha y puedo apreciar una puerta de madera con alas doradas grabadas en ella, en medio de las alas destaca una perfecta espada plateada, la cual está envuelta en llamas de color naranja, debajo de la espada grabado en la puerta se encuentra la palabra Albrot.

Me acerco con cautela arrastrando la pesada cadena, toco la puerta tres veces, las llamas desaparecen, al tiempo que la espada se desvanece y la puerta se abre completamente.

Dentro se revela ante mi un valle completamente cubierto de flores, en el centro se destaca un árbol enorme , tan grande que no logra verse su punta, este árbol es peculiar porque tiene objetos similares a capullos en lugar de hojas, sus ramas están plagadas de capullos  que se conectan completamente como si las ramas fueran sus manos, y aquellas cosas fueran sus dedos. Puedo ver las raíces que se extienden hacia lo lejos formando surcos que entran y salen de la tierra, el ambiente en este lugar es suficientemente tranquilo como para hacerme sentir mejor, de pronto veo como algunos seres cuya forma no puedo describir ya que una luz los cubre por completo, descienden de un lugar al cual mi vista no alcanza, rodean completamente aquel árbol, lo recorren a muy altas velocidades, y siguen sus ramas hasta llegar mas lejos de lo que alcanzo a ver, uno de los objetos extraños se abre como un capullo, puedo ver el rostro de una persona, !soy yo¡, estoy ahí, me veo tan tranquilo, sin embargo sé que es una visión porque aun puedo sentir el grillete en mi pierna.

La puerta se cierra frente a mí, la espada vuelve a estar en su lugar, y se cubre de llamas color naranja, dirijo mi vista hacia la guardiana que me responde con una mirada.

—Humano, ahora voltea hacia la otra puerta y toca tres veces.

Me muevo rápidamente hacia la puerta, la cual está hecha de madera, una cadena de rosas rojas y blancas forman una corona que cuelga de esta, en medio de la corona una bella águila hecha de oro y con ojos de diamantes dirige su mirada a mis ojos, un par de brazos blancos surgen bajo la corona, se abren ante mi, como si suplicaran un abrazo, toco la puerta tres veces, el águila cobra vida y vuela lejos de allí perdiéndose en la oscuridad del lugar, la corona de rosas comienza a girar rápidamente, y los brazos me atrapan haciéndome sentir cálido y agradable, entonces la puerta se abre completamente.
Puedo ver la tierra, un hombre camina agitado por una cera, el sol del mediodía golpea su frente, la cual brilla por el sudor que lo acoge, su espalda está completamente húmeda. Acelera el paso cada vez hasta llegar al frente de un local, entra y permanece allí durante horas, al hacerse de  noche sale del lugar por el mismo trayecto antes recorrido, se le nota cansado, toma el transporte público y el autobús se pierde entre las calles.

Ese hombre soy yo, sé que es una visión, pero, el hombre en ese mundo, tiene mi rostro.

La puerta se cierra, reaparece la corona de rosas y el águila toma nuevamente su posición en medio de esta, al cabo que los brazos me liberan y desaparecen.

—¿Qué significan estas visiones?

—la primera puerta, es la del cielo y la segunda la del infierno.

—¿el cielo es ese lugar?

—Si, es un lugar donde cada alma vuelve a conectarse con el centro del universo, la energía que mantiene a cada cosa unida, desde esa conexión pueden observar el mundo, pero ahora lo ven de una forma diferente, pues han obtenido las respuestas que tanto deseaban, al ser personas puras, han sido liberadas de todo sentimiento maligno.

—¿Y el infierno?

—El infierno es un lugar, en el que las almas malignas son castigadas con sus propios temores y odios, por lo tanto jamás descansan en paz.

—¿Y por qué es como la tierra?

—Es normal que aquellos humanos que se han matado a si mismos, suelan visualizar el infierno igual al mundo humano, ya que ese lugar es el que más odian, es por eso que decidieron acabar con sus vidas, la tierra es el lugar en el que menos quisieran estar y entonces el infierno toma esa forma para ustedes.

—¿Podría entrar al cielo?

—Aquel humano que corta el hilo de su vida, jamás entrará al cielo o al infierno, tu cadena está arraigada al limbo y no se extiende lo suficiente, de modo que jamás saldrás de ese lugar.

La veo sonriente, se emociona al reafirmar mi castigo, su mirada intrigante me detalla de arriba abajo, pone sus manos abiertas en mi pecho y me lanza dentro de la puerta del limbo, la abertura se aleja, mientras caigo en un abismo sin fin, unos instantes más tarde solo veo oscuridad.

Castigo en el limboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora