El sol de la tarde da un ambiente nostálgico a la oficina, aquella ventana me observa a lo lejos, he regresado, recordé todo acerca de mi muerte, y como dijo la guardiana volví a este lugar para dar un cambio a mi decisión.
Camino por en medio de los cubículos, me postro en la ventana observando el horizonte, el parque enorme que está cerca, anima toda la zona, la vegetación que lo rodea y las personas compartiendo con otras cambian el aspecto de los edificios cercanos, quitándoles el semblante de seriedad.
Muchas veces me pregunté, ¿qué sucedería si algo malo pasara con Julieth?, incluso imaginarlo me hacía sentir mal, al pensar en situaciones en las que estuviera en peligro, deseaba que fuera yo el que las viviera en lugar de ella, supongo que la amo tanto que puedo vencer incluso mi instinto de auto conservación, los seres humanos somos egoístas, pocas veces pondríamos a otra persona por encima de nosotros mismos, yo no lo habría hecho por nadie mas, sin embargo ella estuvo de primera en mi lista desde que nos dimos el primer beso.
Una sombra flota en el aire al lado del edificio, poco a poco un rostro se forma, la hermosa figura de pelo plateado y piel exageradamente blanca se manifiesta a través de la ventana, esta vez algunas cosas son diferentes en ella, sus pupilas ya no están dilatadas, su sonrisa ya no albergaba unos puntiagudos dientes, y ya no es macabra, por el contrario transmite dulzura.
Respiro a respiro el tiempo va pasando, nuestras miradas se cruzan cada segundo, ella no parpadea, yo lo hago pocas veces, algo de sudor baja por mi frente mientras el viento golpea de lleno contra mi pecho. Al recordar todo lo sucedido, he comprendido lo que realmente tengo que hacer, doy media vuelta al tiempo que me alejo con pequeños pasos de la ventana, la corta distancia hacia la puerta parece alargarse debido al ambiente de tensión en el lugar, tomo la manija de la puerta y miro atrás antes de abrirla para decir adiós a mi carcelera, me observa y sonríe mientras su cabello es acariciado por el fresco aire de la tarde, yo la contemplo una última vez.
Algunas personas no comprenderán jamás el valor de un beso, el sentido de juntar tus labios con otra persona demostrando con tiernas caricias el amor que se sienten, disfrutar del olor, sabor y compañía del otro, cada beso es diferente, nunca se besa igual a dos personas distintas, y pocas veces a la misma, son esas personas, quienes tampoco entenderán porque estoy corriendo, saltando del edificio y abrazando la guardiana, me entrego al frío designio de la muerte, jamás hallaré en vida alguien que me entregue sus labios igual que lo hacía Julieth o la guardiana. Mientras nuestro pacto se consume avanzamos con fuerza en vertical, de pronto nuestra caída se detiene bruscamente, un rayo de dolor y paz atraviesa todo mi cuerpo.
Luego el dolor se desvanece junto con mi vida terrenal, puedo sentir la tranquilidad de la muerte, quizá no fue tan mala idea saltar del piso treinta y dos del edificio donde solía trabajar...
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Castigo en el limbo
General Fiction¿ Aquellos que mueren bajo su propia mano van al cielo o al infierno ?, descubre en dónde realmente terminan.