Especial Innegable Vinculo

1 - Celebrar la Vida

Introducción
Mansión San Román

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La familia se despertó con un nuevo día, estando más cerca de un momento decisivo en la vida de los jóvenes que ahí vivían y llenaba de orgullo a la pareja San Román. Esteban y María estaban casados hacía tres años y vivían el mejor momento de sus vidas. Un tiempo atrás, jamás podrían pensar que serían tan felices. Habían tantas marcas y traumas entre ellos que no parecían fácil de superar. María había sido irremediablemente marcada veintidós años atrás, el amor de su vida la abandonó y Servando, abusando de la confianza adquirida por haberla defendido en los tribunales por un delito que no cometió, la violó y la dejó embarazada. Este bebé le fue robado a los pocos días de su nacimiento y, en contra de todas las perspectivas de que de algo tan terrible podría salir alguna cosa positiva, este hecho fue el factor de que muchos años después reviviría un amor que parecía estar muerto y enterrado.

La hija de María que en un momento no deseó, pero a la que amó con todo su corazón desde que se enteró que crecía dentro de ella, fue entregada a Esteban, su gran amor del pasado que quedando viudo unos años más tarde, crío solo a esta niña y su hijo Héctor con los cuales construyó una familia. María, al finalmente encontrar a su hija después de años de una desesperada búsqueda, también se reencontró con su antiguo amor y pudo reconciliarse no sólo con el hombre de su vida, sino con todo su doloroso pasado. Con eso la vida les enseñó que el destino existe y que a veces es capaz de reunir a personas que andan por caminos totalmente alejados.

Con el tiempo los dos aprendieron a dar al pasado el lugar que se merece: el pasado y sacar de él solo lo que realmente importa y te enseña a ser una mejor persona y solo vivir el presente. Celebrar la vida, el amor, la familia que la vida les regaló y que solo importa el amor y el respeto del uno al otro.

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La mesa de desayuno estaba organizada como les gustaba: abundante y llena de colores lista para ser ocupada por todos los integrantes de una familia para compartir y celebrar un día más de estar juntos.

_ Buenos días, hijo. – saludó María y Esteban que entraban juntos tomados de la mano al comedor viendo a un Héctor acomodado ya en la mesa.

_ Buenos días, María, buenos días papá. Como siempre juntos como uno solo ¿no? – Todo esto lo dijo acompañado de una sonrisa.

_ Buenos días hijo. Exactamente eso somos, uno solo. – Dijo Esteban retirando la silla para María sonriendo y besando su mejilla. Ella se sentó agradecida por el gesto.

_ Y un joven como tú que está a punto de casarse debe entender muy bien, la complicidad y unidad que debe haber en una pareja. – María resaltó.

_ Pues sepan que ustedes dos son mi gran ejemplo. – Dijo. – Ya saben que Paloma está sola, no tiene familia...

_ Sí, Paloma me recuerda mucho a mí a esa edad. – Recordó María bajando la mirada.

_ Sin embargo, su historia será distinta. – Esteban trató de impedir que los pensamientos de María se desviaran hacia esos recuerdos dolorosos.

_ ¡Por supuesto que sí! – Confirmó María. – Paloma va a casarse con el hombre que ama como sueña, y los dos van a construir una hermosa familia. – María dijo sosteniendo la mano de Héctor. – ¡Héctor, tu mano está helada! – Se sorprendió.

_ Ahora siempre me pongo así cuando se habla de la boda. Es que ya faltan tan pocos días... – el joven confesó su nerviosismo.

_ Oye, este nerviosismo no debía de existir, hijo. Tú y Paloma son una pareja tan hermosa, se les mira juntos y uno se da cuenta de como se complementan, el camino lógico es la unión para toda la vida. – Esteban trató de calmarlo.