9 - Dolor y sedución 🔞

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***Esteban caminó hacia cerca de la ventana, ahí quedaba un escritorio donde de vez en cuando trabajaba

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Esteban caminó hacia cerca de la ventana, ahí quedaba un escritorio donde de vez en cuando trabajaba. No era algo que él solía hacer: trabajar en su habitación, pero a veces sucedía. Desde que se casó, su rutina había cambiado considerablemente. Él seguía siendo un abogado dedicado, pero su esposa se volvió el centro de su vida. Antes le gustaba dedicar tiempo de calidad a sus hijos, pero era diferente de lo que él dedicaba a María. El hecho de no haber realizado aquel amor en la juventud hacía que fuera de extrema importancia pasar mucho tiempo juntos. Él puso las ropas que había separado sobre el escritorio y se volvió hacia María. Su mirada aún era de reprobación y coraje, aún lastimaba a María la manera que él la miraba.

_ Cuanta consideración me demostraste, quedandote en la habitación al lado sin dejarme advertida que estabas en la casa. Yo estaba preocupada por ti. — María le reclamó

_ Lo siento. — Él ahorró las palabras, pero reconoció que ella tenía razón, no fue gentil de su parte dejar de avisarla que estaba en la casa. — Yo estaba fastidiado y...

_ Y no querías verme. — Completó María.

_ ¿Realmente crees que esta conversación debe de suceder ahora? — Esteban estaba de hecho molesto.

_ ¿Y tú realmente crees que debemos dejar pasar más tiempo con esta tensión entre nosotros?

Esteban se volvió hacia el lado de la puerta y dijo con algún pesar:

_  Algo está diferente, no puedo mirarte como antes. Por eso no sé si es bueno que conversemos ahora.

Como si ella no hubiera notado que él la miraba diferente. Era el más notable para María desde el día anterior, esa mirada era lo que más le dolía.

_ Hoy es la graduación de nuestra hija. — Recordó María con un nudo en la garganta. — Estrella no merece esa tensión y esas miradas entre nosotros. ¿No te parece?

_ Yo no sé si podemos solucionarlo inmediatamente... — Esteban estaba resentido.

_ ¡Pero tenemos que hablar! — Afirmó María impaciente. — Para bien o para mal, tenemos que hablar de aquello.

_ Para mí este es el gran problema. Que haya sucedido, María. — Esteban dijo caminando hacia la cama donde se sentó. — Tú... Luciano ... — Él no podía hablar del beso nominándolo como era. Era inmensamente doloroso para él.

_ Yo siento mucho que haya llegado tan lejos, mi amor. — Dijo María caminando hacia Esteban.

_ ¿Lo sientes? — Él indagó con ironía.

_ Me duele que hagas esta clase de insinuaciones, que me hables con esa ironía. — Ella se sentó junto a él.

La perturbación en Esteban fue inmediata, pues cuando ella se sentó, la hendidura de la bata dejó una de sus piernas casi completamente expuesta y María no hizo cuestión de arreglar la prenda, no tuvo pudor en perturbar al marido con la seducción de su cuerpo que tanto le movía el piso. Ella lo miró suplicante y siguió:

Especial Innegable VinculoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora