33.

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Nairy Pov.

Las chicas eran geniales, Verónica y Rubimar con su acento venezolano le daban una chispa de alegría a todo. Carolina era igual de agradable, pero no me siento tan bien con ella porque aún me gusta Álvaro y a leguas se nota que son algo.

Estábamos en uno de los clubs mas exclusivos de Madrid, y admito que la estaba pasando de maravilla.

—¿Qué tal la estás pasando Nay? —Verónica me preguntó sonriente.

—Muy bien Vero, gracias por ser tan lindas conmigo.

—No agradezcas, sé lo difícil que es estar en una ciudad nueva.

—Adivinen quienes aparecieron —Rubimar apareció un tanto cansada.

—¿Quiénes?

Rubimar iba a responder, pero la voz de Álvaro, Marco y Lucas la interrumpieron.

—Hola chicas —Marco fue el primero en saludar.

Lo poco que sabía del hermano mayor de Carolina era que gustaba de Verónica, pero aún no se atrevía a confesarlo.

Álvaro nos saludó a todas, pero como era de esperarse se quedó con Carolina y Lucas al parecer fue él de la idea de venir al club.

—¿Dónde dejaron al gilipollas de Francisco?

Pregunté algo inquieta al ver que no había llegado con ellos.

—Tuvo un problema con Victoria, ya sabes, si no es una cosa es otra —Álvaro me respondió.

—Esa tonta es una fastidiosa, mi madre la advirtió que debía alejarse de ella, pero no lo hizo.

—Pobre Isco, ya sabemos porque siempre anda de malas —intervino Rubimar—. Pero bueno, vinimos a divertirnos y eso haremos.

La venezolana hizo que nos levantaramos de nuestros asientos para ir a bailar, Marco estaba muy cariñoso con Verónica, Lucas bailaba animadamente con Rubimar mientras que Carolina no perdió el tiempo y se fue con Álvaro.

Teníamos rato divirtiendonos, pero de un momento a otro Carolina empezó a sentirse mal.

—Chicos, me estoy sintiendo mal —se alejó de la pista de baile y todos la seguimos.

—Si quieres nos vamos —sugirió Verónica.

—Hermana, vamos, yo te llevo a casa —Marco estaba preocupado.

—Tranquilo chicos, no es para tanto. Aquí afuera pido un taxi hasta la casa —tomó su cartera.

—Eso si que no, yo te llevo, no te dejaré sola a esta hora.

Álvaro colocó su brazo alrededor de la cintura de la castaña y se despidieron de todos, pero primero tuvo que prometerle a Marco que la llevaría directo a su casa. Verlos salir juntos hizo que sintiera unos celos horribles. Calma Nay, todos van a darse cuenta era lo único que me repetía.

—¿Te gusta Álvaro cierto?

Rubimar adivinó mis pensamientos y yo no sabía que responderle.

—Vamos Nay, puedes confiar en mí.

—Vale, pues si, me gustaba desde hace algunos años, pero como me fui a vivir a los Estados Unidos lo di por superado.

Le confese a la venezolana la cual me escuchaba con atención.

—Hasta ahora, regresaste y al verlo todos esos sentimientos volvieron, ¿cierto?

—Así es y aunque Carolina sea una gran chica, no puedo negar que me da celos ver como se preocupa por ella y la cuida.

—Te entiendo Nay, pero no te preocupes, seguramente son sólo amigos y por eso se preocupa por ella.

Rubimar me transmitía tanta confianza, y eso normalmente no sucede. Ella y Verónica son grandes chicas, se preocupaban por todos y querían ayudar siempre.

—Gracias por escuchar mi loca historia de amor —reímos.

—Ya te tocará a ti escuchar las mías y vas a querer huir.

Instagram {Marco Asensio} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora