Capítulo 13

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— Pino vuelve a cantarla.

En momentos como estos, cuando tienes la cara totalmente roja, caliente y la dignidad en el suelo, lo único que queda pedir es que por favor alguien me mate o que la tierra me trague por favor.

— No ya dije que no y punto. No pienso seguir alimentando tus estúpidas fantasías. Me prometiste que la última vez era la última  — traté de negarme entre beso y beso. Maldito idiota.

Ya había pasado una semana desde lo de la brecha dimensional y desde entonces me la he pasado por todos los rincones oscuros de Gravity Falls siendo asaltado por éste idiota.

En cierto modo ya habíamos aprendido a convivir. Jamás mencionábamos el hecho de mi condición dentro del trato y todo estaba bien. Nos besabamos, nos mandabamos mano por aquí o por allá, no habíamos ido más allá de mamadas y un par de trabajos manuales.

Joder aún no puedo ni decirlo como se llama.

Claro que las mamadas nunca iban impartidas por mí, generalmente para mí. Bill no se había puesto de exigente, así que recibía con agrado lo que yo buenamente decidiera darle y eso en verdad que era un alivio.

Aunque empezaba a joderme esta situación de nunca tener un lugar fijo dónde tener nuestros encuentros.

— ¡Ay! No seas bestia, me golpeaste contra la pared — me quejé rodeando sus caderas con mis piernas de manera más apropiada.

Ya teníamos un cuartucho de encuentro en la cabaña, perfectamente oculto de la vista pública, pero bastante pequeño.

Jadeé al sentirlo moverse contra mi, apoyándose contra la pared mucho más delicado.

— Por favor, no seas malo, Pino canta — insistió besando mi cuello con deleite.

— Cállate y ve más rápido — exigí sintiéndome al borde.

Chasqueó la lengua, seguramente en el mismo dilema antes de pasar sus labios a los míos.

El beso se tornó agresivo al igual que los movimientos de su cadera.

— Jesús — jadeé tratando de no dejar salir mi voz demasiado.

— Epa, no lo metas en esto.

Quise reírme pero un movimiento especialmente intenso logró que me corriera dejándome sin palabras al momento y en cambio dejándome como un suave, esponjoso y sumiso manojo de gemidos y suspiros.

— ¡Dipper! ¡Diiiiip Doooop! ¿Dónde estás? — gritó Mabel, de Dios sabe dónde.

Bill me sonrió engreído antes de abrir la boca para tomar aire. Logré percibir sus intenciones de gritar casi por milagro, tapé su boca y hasta estuve a punto de romperme la crisma cayendo de sus brazos por moverme tan brusco.

-— Te callas o te castro. Vamos a salir calladitos y ella no se va a enterar — susurré entre dientes.

Asintió divertido bajándome de sus brazos para arreglarme y limpiarme como siempre.

— Algún día tendrás que decirle que somos amantes — aseguró burlón, ganandose un mal gesto y un empujón.

— No eres mi amante, eres mi primo Eres mi primo político o sea eres hijo de la prima de mi tio que es primo de la tia de mi mama, métete en el papel y evítanos un problema. Tengo que ir a ver a Wendy. Quedamos ésta tarde — comenté dejándome hacer mientras él se dedicaba a acomodar mi ropa como siempre.

Me maneja a su antojo, hace y deshace conmigo lo que quiere, pero al terminar; siempre y sin falta me limpia, acomoda mi ropa y tiene algún gesto lindo.

Me Case Con Un DoritoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora