Lexa tenía poco tiempo y pocas ganas de precipitarse. En menos de una semana iniciaría su último tour de la temporada y debería abandonar Siena. Clarke estaba muy ocupada, pero muy interesada. Un extraño cóctel que ambas querían probar, pero que no sabían cómo les sentaría. Pero por el momento, las dos decidieron disfrutar de ese pequeño instante de paz al borde de la piscina.
Clarke pronto abandonó la cómoda tumbona. Sólo disponía de un par de horas de descanso después de haber terminado de despachar comidas y antes de ponerse a preparar cenas.
-Tengo que irme -dijo Clarke sin poder disimular su decepción -. Enseguida comenzaremos con la preparación de las cenas
-Claro, lo entiendo -dijo Lexa incorporándose en la hamaca y dirigiendo a Clarke una encantadora sonrisa-. Luego me pasaré por el restaurante. ¿Hay mesas libres?
-Para ti siempre habrá una mesa libre (Devolvió la sonrisa a Lexa)
-(Lexa entendiendo que ya había empezado el coqueteo, desentrenada, pero esperanzada, decidió lanzarse) Ayer me perdí el espectáculo nocturno. Si no estás muy cansada, y te parece bien, puedo esperar a que termines esta noche y podemos ir juntas a tomar una copa.
-Hoy acabaré muy tarde, la verdad y probablemente siendo domingo, cuando termine mi trabajo estarán la mayoría de los locales cerrados. Pero si te parece bien, podemos vernos mañana a la mañana y desayunar juntas en una preciosa cafetería que conozco, que no está muy lejos de aquí -le propuso una esperanzada Clarke.
-Me encantaría -dijo Lexa.
-Te veo luego, entonces -se despidió Clarke.
-Claro. Hasta luego -zanjó Lexa.
Clarke se colocó el escueto vestido playero que descansaba al lado de su hamaca, recogió su toalla, su libro y besó de nuevo a Lexa. Un delicado, tierno y detenido beso en la mejilla que esta vez no dejó lugar a dudas. Cada vez que Clarke la besaba así una corriente de ternura recorría su espina dorsal y avivaba la llama de la ilusión que había prendido en su corazón. Pasó la tarde en la piscina, dejando que el sol bañara su cuerpo y lo cubriera de ese bienestar especial que el astro aportaba a cada célula de su piel. Antes de retirarse a su habitación, se pasó a visitar a Lincoln.
-Hola -dijo Lexa asomando la cabeza al despacho de Lincoln.
-Hola, preciosa, ¿qué tal todo? -le preguntó él con una sonrisa en los labios.
-Estupendamente -contestó la chica.
-¿Y esa carita de felicidad, de dónde viene? A ti te ha pasado algo que te ha puesto especialmente contenta... (Conocía bien a su amiga y no le pasó desapercibido ese nuevo brillo en sus ojos).
-No entiendo cómo puedes leerme la cara como si fuera un libro abierto
-Perceptivo que es uno... ¿Vas a contármelo o no? (Dejó lo que tenía entre manos y dirigió toda su atención a su amiga)
-Bueno, no sé cómo definirlo. Clarke y yo hemos iniciado un tonteo -dijo Lexa.
-¿Clarke? ¡Qué sorpresa! -exclamó francamente complacido por la noticia.
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SIENA (COMPLETA)
RomanceLa gente que quieres no siempre responde como deseas. Costia rompió el corazón de Lexa y su abuelo, Gustus, no fue de mucha ayuda cuando eso sucedió. Empujada por esas circunstancias Lexa emprende un camino que la ayudará a encontrarse a ella y su...