ENTRE SUS PIERNAS

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Cuando el último invitado (que por supuesto fue el odiado John)  abandonó la casa de Costia,  ambas se miraron a los ojos.  La ansiedad reflejada en sus miradas.  Entonces apareció la madre de Cos.


-¿Todo ha ido bien, chicas?  -preguntó.

-Si, gracias  -respondieron ambas.

-Veo que  todavía no has abierto los regalos, Lexa  -dijo entonces la madre de Costia.

-Pensamos que lo mejor sería que los abriera mañana en mi casa  -comentó entonces Lexa.

-Bien pensado  -aprobó la madre-.   Venid un poco al salón con papá y conmigo y así nos contáis qué tal ha ido todo  -dijo entonces dirigiéndose a ambas.

-Mejor  lo dejamos para mañana, mamá   -zanjó  Costia-.   Al final,  la noche estaba un poco  fresca y se nos ha metido el frío en el cuerpo.  Vamos a subir ya a mi habitación a darnos una ducha calentita para entonar el cuerpo y luego nos acostaremos.  Yo, al menos estoy cansadísima. No he parado de bailar.


La madre besó a ambas chicas y se despidió de ellas hasta el día siguiente.  Ambas subieron entre risitas las escaleras que llevaban a la zona de dormitorios de la casa y entraron en la habitación de Costia. En cuanto cerraron la puerta se arrojaron una en brazos de la otra, labio con labio, lengua con lengua, piel con piel.


-¡Por fin a solas!  -exclamó con satisfacción Costia

-¡Sí, qué  ganas!   -dijo Lexa sonriendo nerviosa.

-Ven, vamos a la ducha. Déjame quitarte ese precioso vestido que traes y enjabonarte  tus preciosos pechos . Quiero rozar mi piel con la tuya, sin barreras  -dijo Costia mientras comenzaba a desabrochar el vestido de Lexa.

-Lo estoy deseando   -casi jadeó la de los ojos verdes.


Se desnudaron con parsimonia, cada una mostrando su cuerpo y deleitándose en el cuerpo de la otra, con el deseo reflejado en la  mirada.  Se metieron en la ducha y Lexa besó delicadamente a Costia, sin prisa, sin urgencia, sabiendo que la noche sería larga y sería toda para ellas. Jugó con su lengua a acariciar la lengua de Costia, a acariciar sus labios , a recorrer su cuello. Su mano derecha acariciaba el pecho de su chica mientras que apoyaba su otra mano en la pared de la ducha, flexionado su brazo de forma que podía rozar su pubis contra el de su novia.  Descolgó  la ducha de la pared y abrió el grifo mientras la seguía besando.  Dirigió el chorro de agua hacia el cuello de Costia y se entretuvo en seguir con su mano el camino del agua desde el cuello, entre sus pechos, por encima del ombligo hasta su pubis.  Rehizo ese camino con su lengua mientras Costia ahogaba un gemido de placer. Mojó su cuerpo y cerró el grifo. Echó en la mano de Costia una porción generosa de gel y puso otra en la suya.  Repartió el jabón entre sus manos y comenzó a extenderlo por el cuerpo de su chica sin separar sus ojos de los suyos. Frotó sus pechos, sus brazos, su tripa, su entrepierna, con movimientos suaves y circulares, sin dejar un centímetro de piel sin enjabonar, dejándose enjabonar a su vez. Mordió el labio inferior de Costia e introdujo su lengua suave. Disfrutó de la profundidad del beso mientras dirigía el chorro de agua hacia el cuerpo de su novia, retirando el gel de nuevo con movimientos circulares, masajeando con el agua y sus manos sus nalgas, el espacio entre sus nalgas, sus piernas y el tesoro que escondían entre ellas, besando su cuello, mordiéndole el lóbulo de la oreja y sintiendo un tremendo placer mientras lo hacía. Costia  asimismo recorría cada rincón del cuerpo de Lexa con su mano, con su boca, con sus senos,  gimiendo ambas, amándose ambas.


-Ya estás reluciente  -dijo entonces Costia-.   Ven, deja que te seque la piel y deja que me asegure de que la única humedad que palparé después en tu cuerpo sea la que yo te provoque ...


Lexa cerró los ojos y se dejó hacer. Costia se había puesto un albornoz , pero a ella le recorría el cuerpo con una toalla secando cada gota de agua que quedara en su piel.  La tomó de la mano, la tumbó en la cama  y cuando la tuvo allí dejó caer su albornoz permitiéndole de nuevo deleitarse en su espléndida desnudez, mirando cada esquina de su cuerpo, ese cuerpo que deseaba recorrer entero, disfrutar a lametazos, deseando hacer surgir esos jugos que quería degustar... y notó que se humedecía entera.  Costia se tumbó encima de ella para mostrarle el camino que luego ella debería seguir.  Besaba su cuello y Lexa sentía derretirse sus entrañas  ¡Cómo unos simples besos podían causar tanto placer!.   Costia abarcó cada seno de Lexa con cada una de sus manos ordeñándolos suavemente hasta los pezones que luego besaba, absorbía y lamía, provocándole más placer del que nunca había sentido.  Volvió a su boca, a juguetear con su lengua y luego le susurró al oído  "primero voy a hacerte disfrutar solo con mi lengua  y dejaré que hagas lo mismo conmigo,  luego voy a desvirgarte con cariño, con delicadeza, con cuidado y por fin te cobijaré en mis brazos,  aspiraré tu olor y me dormiré abrazada a ti".   Lexa pensó que era increíble cómo unas simples palabras eran capaces de provocarle tantísimo placer.  Mientras tanto,  Costia  descendía por su cuerpo lamiéndolo con la punta de la lengua, introduciéndose en el interior de la boca sus pezones alternativamente, describiendo cadenciosamente suaves círculos alrededor de su ombligo y buscando juguetona su pubis. Lexa abrió sus piernas y arqueó su cuerpo para darle mejor acceso y cerró los ojos concentrándose en las sensaciones que estaba sintiendo.  Costia separó con maestría sus labios dejando al descubierto su hinchado, rosado y jugoso clítoris.  Lo lamió con movimientos suaves y circulares con la punta de su lengua y luego enterró la cara entre sus piernas absorbiendo sus jugos, acariciándola con su lengua hasta que Lexa se rompió en un intenso orgasmo.  El orgasmo más placentero y largo que había tenido nunca.  Sus entrañas palpitaban y el corazón le latía desbocado mientras ella intentaba normalizar su respiración. Costia recuperó la posición original y la besó de nuevo mientras le susurraba al oído  "acabo de hacerte el amor por primera vez esta noche;  pero no será la última; prepárate"


Lexa sonrió y la atrajo hacia sí.  Le dio la vuelta y se colocó encima de ella.  Le besó la frente, le besó los ojos,  le besó la nariz y le mordió el lóbulo de la oreja mientras le susurraba,  "ahora es mi turno, mi amor".  Besó su boca e introdujo su lengua juguetona.  Mientras seguía besándola masajeó sus pechos, sus nalgas, rozó su pubis contra el de Costia y se separó un poco para dejar todo el terreno libre a sus dedos, que descendían hábil y mansamente hacia el pubis de su amiga.  Se abrió camino hasta el comienzo de su clítoris dejándose inundar por la humedad del sexo de Costia. Comenzó a acariciar en círculo el clítoris de su amiga, masturbándola con maestría.  Costia ahogaba los gemidos de su boca clavando sus dedos tensos en las sábanas, deleitándose en el placer que ahora ella estaba recibiendo. Lexa paró y Costia la miró con ojos suplicantes.  Lexa la sonrió y dirigió su boca hacia los labios de su amiga.   Costia gimió   "me vas a matar de deseo y de impaciencia"  y Lexa le contestó  "no, cariño,  no te voy a matar, te voy a hacer sentir más viva que nunca".   La besó con pasión y Cos  se agarró fuerte a sus nalgas. Lexa descendió sus labios hasta los senos de Costia y jugueteó con su lengua con los erectos pezones de su chica, sonrosados y jugosos pezones, hinchados y receptivos al placer que estaban recibiendo.  Lexa dejó un reguero de besos en la tripa de Costia marcando un húmedo camino hacia su monte de Venus, que emergía también protuberante y reluciente para ella, incitador. Se detuvo a admirar de nuevo el cuerpo de Costia y se congratuló de la suerte que tenía de estar disfrutando del placer de descubrirlo. Despejó el acceso al hinchado clítoris de su amiga, deseando probar sus jugos,  absorber hasta el último olor, todo el sabor que escondía Costia entre sus piernas.


Apenas se dio cuenta de lo que pasaba.  Cuando su lengua rozaba por fin el clítoris de Costia, sintió cómo ella se movía bruscamente hacia arriba y le separaba la cabeza de su cuerpo tirando de su cara y de su pelo hacia atrás.  ¿Qué había sucedido?  ¿Qué había hecho mal?


SIENA (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora