Un cuerpo perfecto

No son 2, sino 3

Nathalie se echó las manos a la cara y soltó un fuerte suspiro. 

-Que ¿qué pasa? Nae en serio deberías informarte antes de hacer las cosas. 

-Nath, me estoy asustando, ¿quieres decirme lo que pasa? -No sabía que pasaba, es verdad que ese chico era raro, y hacía cosas raras, y todo a su alrededor era raro. Pero no tanto como para asustarse de él.

-A ver, Stan... Ha estado metido en problemas desde que entró en este instituto. Ya te irás enterando. Tiene fama de destructor. Dicen que todo lo que toca acaba roto. Incluidas las personas. Por eso está siempre solo y asustado con su entorno.

-Pero, él conmigo es amab... 

-Nae, por favor hazme caso. -Me interrumpió ella con tristeza en la cara. -Ya he vivido muchos malos ratos con ese chico y no quiero que repitas tú lo mismo. 

Nos miramos durante unos segundos a los ojos, y noté como a Nath se le cristalizaban. En ese momento entró el profesor. Noté un calor enorme recorrerme todo el cuerpo. Tuve un sentimiento de culpa, miedo y a la vez intriga por ese chico. Stan entró por la puerta. Echó un vistazo a toda la clase, y de repente nuestras miradas se cruzaron, esbozó una muy ligera sonrisa, que creo que solo yo noté. Y, oh mierda, se estaba acercando a mí. Cuando estaba a solo dos pasos de distancia, giró para su izquierda y se sentó en el pupitre más cercano al mío. 

Fue la clase más incómoda de mi vida. Mientras el profesor de literatura nos explicaba toda la vida de Cervantes, sentía sobre mí unos ojos intensos. Sabía que era Stan, que estuvo toda la clase penetrándome con la mirada. No sabía las intenciones del chico, pero yo no pensaba volver a juntarme con él después de las palabras de mi amiga Nath. Aunque tenía miedo por si al final de las clases, me obligaba con su mirada tan profunda a quedarme con él o a acompañarle a su casa como el día anterior. Realmente fue él quien después del beso me echó de su casa, como si le hubiera atacado o algo. 

El timbre de cambio de clase sonó y me sacó de mis pensamientos. Era el momento perfecto para salir corriendo de Stan para que no me pillara. Pero él seguía ahí, sentado sin hacer nada, sólo me miraba. Empecé a recoger todos mis libros con mucha rapidez, mientras todos salían de la clase. Esos ojos seguían ahí, quietos, muy quietos y seductores. Me ponían nerviosa. Y sí, tonta de mí esos nervios pasaron a mis manos y se me cayeron todos los libros.

-Mierda... -Suspiré agachándome para cogerlos. Noté como alguien se acercaba riéndose. Quien iba a ser...

-Tendrías que ir más despacio por la vida chica. -Stan se agachó y me ayudó con todo el peso. Yo simplemente agaché la cabeza y me levanté del suelo. -Oye Nae, siento lo de ayer, sólo estaba enfadado.

-Mmh... -Respondí yo casi sin interés. En realidad si lo tenía, y mucho, sólo actuaba como sistema de defensa ante este chico

-En serio, no fueron mis intenciones. -Lo miré a los ojos y vi que tenía una mirada sincera, o que solo actuaba como yo. -El beso estuvo genial...

-Gracias por el discurso Stan pero me tengo que ir. -Me di la vuelta y con pasitos cortos y rápidos me alejé de la clase. 

-¡Nae! - Me paré en seco antes de salir por la puerta, pero sin mirar atrás. -Te espero para almorzar, ¡sé puntual! -Yo sólo suspiré. 

                                                             *     *     *

Fue un día bastante agotador, unas clases muy aburridas y una gran tensión por parte de Stan que no me quitó los ojos de encima en ningún momento. No me dirigí al comedor a almorzar. Seguramente él me estaría esperando. Tampoco era muy importante que le diese plantón. Casi no lo conocía.

Al final de las clases me dirigí hacia la salida, Nath se había tenido que ir dos horas antes porque tenía revisión de médico o algo así. Cuando salí, choqué de frente con alguien y caí al suelo.

-¡Perdona! Ey, ¿estás bien? ¿te hice daño? -Abrí los ojos y miré hacia arriba, un chico alto con melena rizada y ojos verdes me estaba ayudando a levantarme de mi tonta caída. 

-Sí, que tonta, perdona. No fue nada. -Dije con una risa nerviosa levantándome del suelo. Él se incorporaba conmigo. Sí que era alto el chico, por los menos 1,80. Y guapo.

-Soy Harry. -Me estiró la mano con intención de saludarme.

-Encantada Harry, yo soy Naere.

-Mmh, bonito nombre... -Nos quedamos sonriendo durante unos largos segundos, vaya ojos por favor. -Bueno, yo venía buscando alguien ¿sabes?

-Y ¿te puedo ayudar?

-Sí bueno, si conoces a Stanley sí. -Vaya hombre, ¿no podía ser otra persona? Ahora no me tenía que alejar solo de Stan, sino que también me tenía que alejar de este hermoso chico. En ese momento noté una mano que me cogía de la cintura y me la abrazaba lentamente. Hablando del rey de Roma.

-Te estuve esperando, en el comedor. -Stan se acercó a mi oreja y me susurró. Sentí un escalofrío por todo el cuerpo, toda mi piel se erizó. -No deberías jugar con fuego, te podrías quemar. -Terminado eso último, rozó su cálida lengua en mi lóbulo y cerré los ojos fuertemente. ¿Por qué no le empujaba y le mandaba a la mierda? 

-Veo que os conocéis. -Harry nos miró confuso.

-Sí, es que ¿tu la conoces? -Dijo Stan apretándome con fueza. 

-Sí, sin querer la empujé y cayó al suelo. -Stan sonrío y me miró con burla en la cara. -Bueno, Stan deberíamos irnos. 

-Sí, ella viene con nosotros. -Espera ¿qué? No, no. Prometí no volver a acercarme a este chico. No me puede obligar. -¿no Nae?

-Sí... claro. -No espera que estaba haciendo. Nae, piensa. No podía ser, actuaba como si no fuera yo. 

Nos dirigimos a un coche grande, un Range Rover. Alguno de los dos tendría que tener dinero... Pero, quién era Harry. ¿Su novio? No sabía nada. Sólo me volvía a ir con dos desconocidos a la aventura. Pero esta vez si avisaría a mi madre para que no se preocupase. 

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Un capítulo más largo. Espero poder empezar a escribir más a menudo, ya que la historia cada vez se pone más interesante. He metido un nuevo personaje inspirado en Harry Styles. Espero que os guste. A mi me enamora ese chico ajajaj. 

¿Quién pensáis que es Harry en "un cuerpo perfecto"?