7. I.L.C: Inicia la competencia

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 Matías más feliz no podía estar, había despertado y Emi dormía abrazado a su pecho. Mati iba acariciando despacio la cara del joven y su pelo, después le dio un tierno beso en la cabeza. Pero Emi muy feliz no estaba, algo lo tenía preocupado, eso preocupaba a Matías un poco. Emanuel algo apenado se levanta y va al baño, Matías se sienta en la cama, sujeta con ambas manos su cabeza. Él sentía que algo malo estaba pasando.

 Debía saber que era, no quería ver a Emi tan preocupado. Matías suspira, se levanta para dirigirse al baño. Al entrar en el baño, escucha que la ducha estaba encendida, ve a Emi bañarse no muy animado. Matías se estaba entristeciendo, veía a su niño muy melancólico, creía que le hizo algo realmente malo al joven. El mayor se sienta en la tapa del inodoro, decide esperar. Emanuel nota que Matías lo esperaba, decide terminar de bañarse. Para Matías fueron momentos dolorosos, cuando ve que Emi sale de la ducha, se levanta y le alcanza una toalla, el joven la acepta, comienza a secarse.

 —Emi... ¿Por qué estás tan triste? Me duele verte así ¿Acaso te hice algo malo?

 —... —Deja de secarse y mira a Matías— Si te lo digo, te vas a ofender, no quiero decirlo.

 — ¿Ofenderme? Me ofende que no me digas que pasa. —Sujeta la cara de Emi con ambas manos y lo mira a los ojos— Por favor, quiero saberlo, necesito saberlo.

 —Es que... Matías... No nos cuidamos, no sé si tenés alguna enfermedad o algo raro que pueda pescar... Soy muy joven para eso, anoche confié en vos pero hubo en un momento de la madrugada que desperté y pensé en esa posibilidad... Matías yo...

 Emi estaba preocupado de estar en cinta debido a que... Podía concebir. Matías abraza a Emi. Mati cierra los ojos y se preocupa, recuerda que antes de estar con su niño, tres meses atrás él había tenido un encuentro sexual con una chica.

 INICIO DE FLASH BACK

 En una oscura habitación, iluminada con una luz roja, una mujer morena de rulos tenía sus muñecas esposadas a una cama, sus piernas tenían profundos cortes, sus ojos estaban vendados y su boca amordazada. Matías estaba encima de ella, sudando y penetrándola con furia pero no se estaba protegiendo. La mujer a pesar de estar amordazada, estaba llorando, gritaba como podía y trataba de liberarse.

 — ¡Zorra de mierda! ¡¿Esto es lo que te gusta?! ¡Cerrá la puta boca! —Le da un fuerte golpe en la cara que le rompe la nariz y vuelve a sangrar— ¡Mujeres como tú me dan mucho asco!

 Matías aumenta cada vez más las embestidas. Dos meses después del encuentro, el empresario comienza a caminar por un oscuro pasillo, encuentra una escalera que iba hacia abajo. Cuando termina de bajar, llega a una destruida sala, estaba nervioso. No sabía si esa mujer tenía alguna enfermedad que hubiera pescado. El lugar pertenecía a una vieja clínica clandestina. Ingresa en una habitación donde una mujer encapuchada monitoreaba grabaciones de seguridad en unas computadoras. La mujer lo recibe, parecía reconocerlo y lo saluda amablemente.

 —Necesito que analices mi sangre.

 — ¿De qué se trata?

 —Tuve sexo con una chica y no me protegí, sabes que estoy sano pero nunca se sabe, ya pasaron dos meses de eso. No he vuelto a tener relaciones desde entonces.

 —Muy bien, el plazo mínimo está cumplido. Yo analizaré tu sangre pero sabes que debemos ser discretos ¿Está bien?

 —Está bien.

 Matías se sienta en una silla. La mujer se retira la capucha y se coloca unos guantes quirúrgicos, en una mesita coloca un maletín médico. Abre un paquete que contenía una aguja. La mujer le retira la muestra de sangre.

No Soy Quien CreesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora