Capítulo 2

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Eso fue lo único que dijo, acompañado de la misma sonrisa incómoda de hace unos momentos. Tenía un acento bastante singular, en nuestro colegio no teníamos muchos estudiantes australianos.

Me miró a los ojos durante unos segundos y sentí nuevamente esa molestia en las entrañas. Luego desvió la mirada hacia un costado, y fue cuando aproveché para observarlo más detenidamente.

Su piel era clara y parecía suave al tacto. Tenía cejas gruesas, pero bien formadas, y su nariz era graciosa pero al mismo tiempo le propinaba un perfil muy interesante. Lo miré disimuladamente cuando la coordinadora se despidió de nosotros y salió del salón, mientras él buscaba un lugar donde sentarse. Se ubicó al otro lado del aula, una hilera más atrás de donde Liz y yo nos encontrábamos, en el único asiento libre que quedaba. Ese ángulo me proporcionaba una visión muy clara de su figura. Quizás para bien o quizás para mal. Aún no podía saberlo.

Me decidí a concentrarme en lo que el profesor estaba explicando y olvidarme del chico nuevo por los siguientes cuarenta minutos. Pero no tuve éxito ya que Lizzie tenía otros planes… 

-Hey, Michelle. ¿Lo viste? –me preguntó. Por supuesto que lo había visto.

-¿Al nuevo?

-Sí. ¿Y a Vanessa? Mira como babea.

No me había percatado de eso. Giré la cabeza tratando de pasar desapercibida y, en efecto, Vanessa se encontraba sentada a su lado y parecía que necesitaba un babero, o mejor dicho, un balde. Hablaba de manera demasiado animosa con él, incluso aunque el Sr. Morris nos había pedido en dos ocasiones que hiciéramos silencio.

Miré a Lizzie y me reí bajito. 

-Acabo de verla. Pobre Luke, no sabe la que le espera –le dije en tono de broma.

El resto del día fue normal. Clases aburridas, profesores que necesitaban una jubilación con urgencia, el mismo amontonamiento de gente en la hora del almuerzo. Lo único diferente había sido la mirada de esos ojos azules, en las cinco oportunidades en que nuestros ojos se habían encontrado.

Ni siquiera conocía la razón por la cual las había contado, ni mucho menos por qué su recuerdo me había acompañado a lo largo del día.

Domingo 25 de Agosto de 2013.

  

Los dos días de clase de la semana pasada habían transcurrido normalmente. Era lo bueno de empezar las clases un jueves, habíamos tenido pocas materias y la tarea escaseaba, por ahora. Eran las 15:40 hs cuando decidí revisar mi perfil en internet.

Tenía 12 notificaciones. Tres eran de solicitudes para juegos, por lo que las ignoré. Otras cinco eran comentarios en mi foto de perfil y etiquetas en fotos de mis amigos. Las últimas cuatro eran dos publicaciones y dos notificaciones sobre comentarios en el grupo privado de nuestro curso.

La primera publicación decía así:

Molly Evans

Chicos, ya que hemos comenzado otro año lectivo cambié el nombre del grupo a Pacific Collegiate School - Promoción 2014.

Seguido del mensaje, había unos cuantos likes en la publicación.

Luego miré hacia la barra de la derecha y me encontré con un “Luke Hemmings se ha unido al grupo”, y una foto en miniatura. Sentí una curiosidad enorme por revisar su perfil, pero me contuve al ver que la segunda publicación era suya:

Made for each other (Luke Hemmings)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora