Capítulo 23

2.7K 214 27
                                    

Lo había escuchado todo. Algo dubitativa, giré lentamente para luego encontrarme con la confusa mirada de sus ojos azules. A juzgar por su expresión, se veía preocupado.

-¿Por qué tienes esa cara? –preguntó y se acercó a mí, para luego tomar mis manos entre las suyas. – ¿Acaso te hizo algo ese tal Adam?

La pregunta tendría que haber sido qué no me había hecho. Pero no sentí que fuera justo preocuparlo de esa manera, por lo que traté de evadir sus preguntas lo más que pude, aunque no tuve éxito.

-Estoy bien –le dije tratando de tranquilizarlo. –El ya no forma parte de mi vida, no tienes de qué preocuparte –tomé su rostro entre mis manos y dejé que besara mi frente.

-Es tu ex novio, ¿verdad?

-Sí… lo es –dije después de unos largos segundos. Era increíble la facilidad con la que podía darse cuenta de todo.

Lo miré a los ojos y la hermosura de su mirada me abrumó. La idea de que algo se interpusiera entre nosotros me destrozaba. Sentía que le había huido tanto a mi pasado que ahora estaba tomándose venganza y me golpeaba de frente.

Adam no me importaba en lo absoluto, pero sabía que nunca había tenido buenas intenciones, entonces ¿por qué las tendría ahora? No pude evitar soltar un par de lágrimas cuando un nudo se formó en mi garganta.

-Sabes lo mucho que te quiero, ¿verdad? –dijo casi en un susurro, a la par que me estrechaba entre sus brazos.

-Yo también, mi amor –le respondí con dificultad y hundí mi cabeza en su pecho.

-No tienes que contarme nada si aún no quieres –murmuró mientras acariciaba mi cabello suavemente. –Pero quiero que sepas que mientras yo esté a tu lado, nunca nadie podrá dañarte –sonaba tan sincero que sentí que era no era correcto ocultarle la verdad

-Lo sé, Luke. Y sí quiero contártelo. Significas demasiado para mí como para dejarte fuera de esto.

Me deshice de su abrazo con gentileza y besé sus dulces labios. Rosados y suaves, siempre expectantes. Me hubiese distraído con ellos durante un largo rato, pero decidí que lo mejor era contarle todo de una buena vez.

Luego de separarme de su rostro, tomé su mano y lo llevé hasta el living. Y después de sentarnos en el sofá, finalmente proseguí.

-Adam y yo comenzamos a salir cuando tenía catorce años –dije algo vacilante. Aún no estaba segura de las palabras que iba a utilizar. –Habíamos sido compañeros de clase desde el preescolar, y él siempre me había gustado. Pero cada vez que lo miraba se encontraba rodeado de chicas, y yo no tenía nada especial o atractivo, por lo cual debo decir estaba muy sorprendida en cuanto me dijo que estaba interesado en mí.

-Eres lo más hermoso que he visto en mi vida. A mí no me sorprende en lo absoluto que hayas llamado su atención –dijo con una media sonrisa y lo atrapé en su intento de hacerme sentir mejor.

No pude evitar sonreírle con ganas y acaricié su mano, la cual estaba descansando sobre mi rodilla.

-Me había afectado de tal manera que creía que no había nada mejor que él –continué. –Seguimos con nuestra relación por un año y medio más. Todo parecía marchar muy bien, hasta que una noche logró convencerme de que tengamos relaciones. Me acosté con él, y créeme que fue el peor error que he cometido en toda mi vida –lo miré a los ojos y noté que lucía algo tenso. Pero aún no había terminado. –Después de aquella vez, se volvió un completo imbécil. Posesivo, siempre había sido celoso pero jamás había llegado al punto de decirme que no podía usar una minifalda o un escote. Se enojaba cada vez que me veía hablando con alguien del sexo opuesto, pero cuando estábamos solos no dejaba de decirme lo mucho que me amaba. Y yo era tan tonta que no podía darme cuenta de que estaba jugando conmigo. Había pasado casi un mes desde aquella noche, y él se encontraba de visita en la casa de su tío, que vive en Long Beach, cuando me di cuenta de que tenía un atraso. Me asusté tanto. No era una estúpida, y sabía que habíamos usado protección, pero algo me decía que las cosas no andaban del todo bien. Lo llamé y me dijo cosas horribles. ¿Piensas que fue capaz de decirme siquiera “tranquila cariño, todo va a estar bien”? Me alarmó más de la cuenta al suponer que el condón se había roto y enloqueció por completo –suspiré. –Me odiaba por haber sido tan idiota.

-Michelle, tú no tenías la culpa de nada. Eras joven y estabas enamorada, no tienes que ser tan dura contigo misma.

-Lo soy porque es así, Luke. Estaba completamente ciega. Y jamás volví a verlo, nunca volvió, y luego me enteré de que había estado engañándome todo ese tiempo. Y lo más gracioso de todo, es que a los pocos días me llegó el período –solté una risa irónica. –Y yo creía que eso era amor. Lo destrozó todo a su antojo, me hizo sentir miserable, humillada –el nudo en mi garganta seguía creciendo y estaba comenzando a angustiarme. Sentí como las lágrimas brotaban de mis ojos.

-Mi amor, no llores –dijo con aquel tono tranquilizador y secó la humedad de mis mejillas con la yema de sus dedos. Le sonreí levemente para que supiera que me encontraba bien.

-¿Sabes algo? Por mucho tiempo pensé que él había sido mi primer amor. Mi primer novio, mi primer beso, mi primera vez. Pero luego te conocí a ti. Nunca había sentido algo verdadero por nadie, hasta que llegaste tú –exclamé aún entre lágrimas y acaricié su cara. –Y no estoy dolida por Adam. No lo quiero, no me produce absolutamente nada. Lloro porque tengo un presentimiento horrible de que va a hacer todo lo posible para interponerse entre nosotros.

Antes de que pudiera continuar, tomó mi rostro con ambas manos y me besó con intensidad. Con amor, con deseo. Y sus brazos me daban protección, rodeándome ansiosos,  como si temieran dejarme ir.

Mi corazón latía tan fuerte que sentí ganas de salir y gritarle al mundo que nada más me importaba, porque él y yo estábamos juntos. Porque ambos nos pertenecíamos y nada ni nadie iba a cambiar eso. Que el amor que tanto había anhelado había nacido en Sidney, había vivido en Australia durante los últimos años y luego había aparecido en mi vida, como si fuera un regalo, para hacerme inmensamente feliz.

-No voy a dejar que eso pase –susurró durante los segundos en que se mantuvo separado de mí y luego volvió a besarme con desesperación.

-Luke… -dejé salir con un suspiro, ahogada por el delicioso néctar de sus labios.

-Dime, cariño –murmuró sin dejar de posar una seguidilla de besos sobre mi boca.

-Eres lo más increíble que me ha pasado.

La enorme sonrisa que se formó en su rostro me dejó sin aliento. Con delicadeza, me acostó en el sofá y luego me tapó con la manta que se encontraba descansando en el respaldo.

-Iré a apagar la cafetera –dijo con dulzura y se puso de pie. Pero antes de irse, se arrodilló en el suelo y volvió a inclinarse sobre mí.

Acarició mi rostro lentamente durante varios segundos, sin quitar sus ojos de los míos. Y finalmente me habló.

-Te amo.

____

¡Bienvenidas a las nuevas lectoras, me alegra de que les guste esta fic, gracias por leer!

¡No se olviden de votar y comentar!

Made for each other (Luke Hemmings)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora