Capítulo 11

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Antes de que pudiera darme cuenta, Luke me había tomado con firmeza y me arrastraba hacia un espacio reducido detrás de una columna ancha, a donde las luces de la pista casi no llegaban. Me abrazaba por la cintura y su cuerpo me empujaba lentamente contra la pared. Mis brazos estaban alrededor de su cuello y mis dedos acariciaban la piel cálida de su nuca. Lo vi a los ojos una vez más y pude notar que me miraba de una forma especial.

Sentí una punzada en mi corazón. Estaba más que sorprendida con la forma en que mi cuerpo reaccionaba cuando él estaba cerca, era como ir en contra de mis principios. Aquel egocéntrico e insoportable muchacho lucía sereno pero al mismo tiempo tenía una mirada tan intensa, que era extrañamente atractivo ante mis ojos y lo único que quería hacer en ese momento era besarlo hasta el cansancio. Su expresión se tornó atrevida en cuanto lo miré a los labios. Sonrió de lado y mi respiración se detuvo. Se acercó lentamente y apoyó su cabeza al lado de la mía, como en un abrazo, y no pude evitar acercar mi rostro hacia el costado de su cuello. 

Inspiré profundamente. Luke olía de maravillas, y el sólo pensar en tener su perfume impregnado en mi ropa me hizo sonreír.  Suspiré y pude sentir como su piel se erizaba al contacto con mi aliento. Casi de manera involuntaria, le di un pequeño beso sobre uno de sus lunares. Podría decir que lo había tomado por sorpresa, ya instantáneamente alejó su cabeza para luego volver a mirarme.

Lejos de incomodarme, esa situación me estaba gustando. Me gustaba bastante. No sabía que pasaba conmigo. No lo soportaba, me hacía la vida imposible y en ese mismo momento lo encontraba tan increíblemente sensual que sentía que mi corazón iba a estallar.

Me sonrió con picardía y corrió el cabello que se encontraba sobre mi hombro izquierdo, para luego posar sus labios sobre la piel descubierta de mi cuello. No pasaron más de un par de segundos para terminar rindiéndome ante su roce, y lo siguiente que hice fue cerrar los ojos.

Oh. La sensación era más que exquisita, perfecta. Sus besos recorrían desde la parte inferior de mi mandíbula hasta mi clavícula, y estaba deseando que jamás terminara.

Suspiraba de placer. Quería más, lo deseaba. Deseaba a Luke y darme cuenta de eso me dio miedo. Las sensaciones en mi estómago crecían cada vez que sentía sus caricias y la presión de su cuerpo sobre el mío estaba enloqueciéndome. Luke me gustaba, y estaba segura que cualquiera que estuviese observando la situación podía sacar esa misma conclusión. Me gustaba tanto que supuse que no podía ser real y recordé el por qué.

Sólo estaba jugando conmigo. Cuando volvió su cabeza hacia mí tuve un instante de lucidez y aparté mi rostro del suyo antes de que pudiera besarme en los labios.

-¿Qué estás haciendo? –le pregunté esquivando su mirada. Mirarlo a los ojos no iba a ayudarme en ese momento.

-Te dije que iba a ser bueno… –me respondió con ese acento y con un tono que solo incrementó las ganas de hacerlo mío, y volvió a acercarse a mi boca.

-Basta –le dije intentando sonar convencida. Su expresión me tomó desprevenida, y la mirada acusadora de esos ojos celeste se clavó en lo más profundo de mi ser. –Querías que fuese tu juguete por una noche, y accedí. Pero ten por seguro que no voy a ceder con esto. Te estás aprovechando de mí, Luke.

Volví a mirarlo, y pude leer en su rostro todo lo que estaba sintiendo. Sorpresa, incredulidad, enojo. Desilusión. Después de unos largos segundos habló. 

-Si de verdad crees que estoy jugando contigo, entonces te equivocas –exclamó con frialdad y se separó de mí. Lucía humillado, hasta podría decir que dolido. Ya unos pasos más atrás continuó –Teníamos un trato, Michelle.

Made for each other (Luke Hemmings)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora