Capítulo 27

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-Veo que ya has conseguido alguien con quien sacarte las ganas –dijo aún entre risas y tuve que reprimir mis ganas de golpearlo, ya que aún seguía semidesnuda. Me acomodé mi vestido lo más rápido que pude.

-No tienes derecho a hablarle así –exclamó Luke con enojo y se acercó a Adam. – ¿Te estabas divirtiendo con el espectáculo, acaso? –le dijo con frialdad mientras recibía su camisa de mis manos.

-Mi amor, ven. No vale la pena –dije tratando de tranquilizarlo, a la par que tomaba su brazo derecho con delicadeza.

-Hazle caso. No necesita que su monigote australiano la defienda.

Luke estaba abrochándose los botones de su camisa. Pero luego de aquel comentario, pude notar el enojo en su mirada y quise retenerlo para que no se alejara de mi lado, pero fue en vano.

Adam era más grande que él y temía que pudiera lastimarlo. 

-Estoy orgulloso de ser extranjero, y dudo que puedas decir lo mismo de tu idiotez. Eres un perdedor –exclamó con ironía y la expresión de Adam se tornó furiosa. –Y déjame decirte que este monigote podría romperte la cara, y en cambio tú llorarías como una niñita.

-Luke, por favor –me interpuse entre ellos y lo empujé suavemente hacia atrás. –Ya casi son las doce, ven conmigo.

No respondió. Sólo asintió con la cabeza y, luego de besar mi frente, tomó su saco y su corbata y nos propusimos a salir de allí.

Caminamos de vuelta al salón y no volvimos la vista en ningún momento. Adam había bebido de más y si seguíamos prestándole atención, aquella noche no terminaría bien. Afortunadamente, el resto del hotel seguía igual de vacío como lo estaba hacía media hora. Jamás se me había pasado por la cabeza que Adam nos seguiría hasta allí.

Y que inoportuno había sido. La vergüenza aún me invadía al recordar lo que había ocurrido minutos antes, y finalmente lo pensé con claridad.

Luke y yo habíamos estado a punto de hacer el amor. Aquello no me incomodaba en lo absoluto. Lo amaba con todas mis fuerzas, y lo hubiéramos hecho porque así lo sentíamos. Pero no podía evitar sonrojarme al imaginar a Luke besando mi cuerpo otra vez. El corazón me latía con fuerza, y estaba segura de que él se había dado cuenta de esto.

Antes de entrar al salón, me miró de reojo y me habló.

-¿Estás bien? –me preguntó con voz suave.

-Sí, cariño.

-Lamento lo de hace un rato… –desvió su mirada hacia un costado y lo abracé por la cintura. –Me dejé llevar. No quiero que las cosas sean así de precipitadas –volvió a mirarme a los ojos y acarició mi mejilla con la yema de su pulgar. ¿Por qué lo lamentaba? Había sido perfecto. O bueno, casi perfecto.  –Tampoco deseo planearlo, pero no quiero que estemos escondiéndonos de tus padres. Quiero que sea especial –sonrió de lado y sentí cómo la sangre subía a mis mejillas. Traté de lucir tranquila y acomodé el nudo de su corbata.

-Y lo será –fue lo único que atiné a decir y luego dejé que me besara dulcemente en los labios.

Ingresamos al salón tomados de la mano. Los mozos ya habían servido las copas para el brindis, y mis padres nos estaban esperando en la mesa. Le devolví la sonrisa a la Sra. Johnson y me ubiqué en mi lugar. 

-¿Dónde estaban? –preguntó mi mamá. Mi respiración se detuvo y traté de pensar en una respuesta adecuada.

-Fuimos a recorrer el lugar –se me adelantó Luke y sentí cómo estrechaba mi mano para tranquilizarme. –Es un gran hotel. Apuesto a que será muy exitoso cuando comience a funcionar –dijo con aquel tono encantador y mi madre le ofreció una sonrisa. Técnicamente, no estábamos mintiéndoles, ¿verdad?

Made for each other (Luke Hemmings)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora