Capítulo 7 {1/2} - Irradiando luz.

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-¿A dónde te diriges ahora? -Preguntó Cam, mirando por debajo de sus lentes para sol de plástico rojo. Él apareció afuera de la entrada de Augustine tan repentinamente que Harry casi se le estampó. O quizá él había estado ahí un buen rato y él no lo había notado en su camino para llegar a clases. De cualquier manera, su corazón empezó a latir rápidamente y las palmas de sus manos empezaron a sudar.

-Um, ¿a clases? -Respondió Harry, porque ¿a dónde más parecía que él estuviera yendo? Sus brazos estaban llenos con dos libros de cálculo avanzado y el cuaderno de materia de religión a medio completar.

Este hubiera sido un buen momento para disculparse por haberse ido tan repentinamente la otra noche. Pero él no pudo hacerlo. Ya se le estaba haciendo tarde. No había salido ni gota de agua caliente en las duchas de los vestidores, así que él había tenido que andar todo el camino hasta el dormitorio. De alguna manera, lo que había pasado después de la fiesta no parecía ya tan importante. Él no había querido que se le diera tanta trascendencia a su partida – especialmente no ahora, después de que Louis lo había hecho sentir tan patético. Pero tampoco quería que Cam pensara que él estaba siendo descortés. Sólo quería mantener el control de sí mismo frente a él, de manera que pudiera superar aquella mañana de continuas humillaciones.

Excepto que – mientras el alto Cam lo miraba fijamente, lo menos importante ahora era cubrir su huida. Y menos aún la herida en su propio orgullo por el rechazo de Louis. ¿Cómo una sola mirada de Cam podía hacer todo esto? Con su clara, pálida piel y su oscuro cabello negro, Cam era diferente de cualquier chico que ella hubiera conocido. Él destilaba confianza, y no sólo porque conocía a todo el mundo –y sabía cómo obtener cualquier cosa- antes de que Harry se diera cuenta siquiera donde serían sus propias clases. Justo entonces, ambos estaban afuera del monótono y gris edificio escolar. Cam lucía como una majestuosa fotografía en blanco y negro, sus gafas rojas teñidas en technicolor.

-Clases, ¿eh? -Cam bostezó dramáticamente. Él estaba bloqueando la entrada y algo en él lo divertia manera en que puso su boca hizo que Harry quisiera saber qué loca idea se traía él bajo la manga. Había un morral colgando de su hombro y un conveniente vaso de expreso entre sus dedos. Él presionó el botón de stop en su iPod, pero dejó los audífonos alrededor de su cuello. Una parte de Harry quiso saber que canción estaría él escuchando, y de dónde había sacado ese clandestino expreso. La juguetona sonrisa visible sólo en sus ojos verdes la incitaba a preguntar. Cam sustrajo un sorbo a su café. Sosteniendo en alto su dedo índice, dijo;- Permíteme compartir mi lema sobre las clases de Sword &Cross: Mejor nunca que tarde. -Harry rió, y entonces Cam empujó sus gafas de regreso sobre su nariz. Las lentes eran tan oscuras que él no pudo ver siquiera un indicio de sus ojos.- Además -Sonrió él, deslumbrándolo con un níveo arco de dientes-. Ya es hora del almuerzo, y voy a tener un picnic.

¿Almuerzo? Harry no había desayunado aún. Pero su estómago ya estaba gruñendo y la idea de quedarse en detención con el Sr. Cole por perder al menos 20 minutos de la clase matutina parecía menos y menos atractiva mientras más tiempo estaba cerca de Cam. Harry ladeó su cabeza hacia la bolsa que el sostenía y dijo;

-¿Empacaste lo suficiente para dos?

Guiando a Harry colocando una desenfadada mano sobre su espalda, Cam lo llevó a través de los campos comunes, pasaron la biblioteca y el deprimente dormitorio. En las puertas metálicas del cementerio él se detuvo.

-Ya sé que este es un lugar extraño para un picnic -se explicó- pero es el mejor lugar para escapar de las miradas por un rato. Seguimos estando dentro del campus, de cualquier manera. Hay algunas veces en que simplemente no puedo respirar estando ahí -Gesticuló él mirando hacía el edificio. Harry definitivamente concordaba con eso. Él se sentía sofocado y expuesto casi todo el tiempo en aquel lugar. Pero Cam se veía como la última persona que compartiría aquel síndrome-del-nuevo-estudiante. El se veía tan… integrado. Después de la fiesta de la noche pasada, y ahora con ese espresso prohibido en su mano, él nunca habría adivinado que él pudiera sentirse sofocado, también. O ese era el sentimiento que él había escogido de Harry para compartirlo. Más allá de su cabeza, Harry pudo ver el resto del deteriorado campus. Desde aquí, no había mucha diferencia entre uno y otro lado de las puertas del cementerio. Harry decidió continuar.

Oscuros - Larry Stylinson.Where stories live. Discover now