Tiempo

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Había pasado ya una semana de aquella vez que tuvimos esa pelea en mi casa, fue algo que sucedió no más, mi papa cada día se daba cuenta que él me quería que me hacía feliz. Pero solo quedaban dos semanas. En dos semanas también casi que cumplíamos casi el mes; es emocionante. El día que fue oficial, mi mamá fue a hablar conmigo.

-Hija, ¿puedo pasar?

-Si mamá- pasó y se sentó en la esquina de la cama.

-¿Es verdad todo lo que habló él allí con tu papá?- mire a mi mamá directamente a los ojos.

-¿Tú piensas lo mismo que papá?- ahora ella la que me observaba de una forma incrédula

-¿Cómo crees? Yo respeto eso, pero no quiero que lo lastimes ni él a ti.

-Mamá; él mismo lo dijo él no me va a hacer nada si yo no quiero.

-Sabes que yo la perdí con tu padre cuando tenía tu edad.

- ¿En serio?- dije un poco emocionada.

-Si, me dolió bastante, y estaba tensa, solo queremos que lo pienses bien, por eso estamos preocupados, porque hay muchas niñas que la pierden por allí sin control y se arrepienten después.

-Mamá, ¿te acuerdas lo que te dije en mis quince?

-No- se quedo muy extrañada con eso

-No la iba a perder con cualquiera, que pasará lo que pasará sería mi decisión, que cualquier hombre no me la iba a quitar. No quiero que me pasé como a alguien de mi salón que se entrego a alguien y pues luego de eso, aquel tipo la dejó sola para siempre.

-¿Aquella historia de aquella muchacha que se fue de la escuela?

-La misma que les contaron a ustedes el día de la reunión aquella.

Después de platicar por mucho tiempo, era hora de dormir, pero para mi no lo sería ya que se venía mucho.

-Hola, amorcito lindo- Era Zedd

-Hola, ¿listo?

-Para todo, luchare estas tres semanas y todas las que restan para amarte y defenderte.

-Te quiero

-Yo te quiero más. Luchare, acuérdate de eso. Es mi promesa.- Fue lo último que leí antes de caer rendida. Mañana era lunes, el primer día de la batalla final contra mi padre. Me desperté y empezaba la semana, por fin; a ir a la escuela y después entrenar mis dedos y mi cerebro a ayudar en nuestra estrategia para hacer cosas toda estas semanas, para demostrarle a mi papá que si podíamos. Al terminar el día de clases, vi a Zedd, en un auto, azul oscuro, tipo camioneta, al ver la marca eran mis favoritos Porche Cayenne. No sabía como logro dar con eso, mis padres eran los únicos en esta fas de la tierra que mi carro preferido era ese, y mas si era de ese color. Pensé y la única que se me ocurrió que se lo podía decir era mi mamá, ya que mi papá era imposible. Pero no me importo, me abalance hacia él, dándole un leve beso tentador, a lo cual el prosiguió y siguió hasta el final. Nos fuimos a mi casa. 

- Buenas tardes señor Ricardo y señora Dana.- Mi padre estaba cabreado al ver aquel auto y enseguida miro a mi mamá.

-¿Quién te pasó el dato que a mi hija le encanta ese tipo de carro?- Zedd me mira sorprendido como sino lo supiera.

-Nadie, ni siquiera sabía, - me mira y continua hablando- ¿te gustan los Porche Cayenne?.

-Si, me encanta el modelo, el color, todo. Es mi carro preferido.- Mi papá tosió fingidamente. -Lo siento papá.

-No importa hija; mientras tu Zedd anotaste hoy a lo grande, puedes llevártela a donde gustes, solo que si te demoras como ayer llévala a cenar y avisas.- Así estuvo mi papá toda la semana, ya en el fin de semana estaba como más tranquilo y vino a visitarme el domingo a mi habitación ya que no tenía nada que hacer y Zedd le estaba dando clases todo el día a varios niños sobre el piano.- Hija, ¿puedo pasar?

-Si claro papá.- Pasó e hizo la misma acción que mi mamá se apoyo en la esquina y me siento a su lado.

-Lo siento por portarme así con los dos- gesticule una leve sonrisa

-Papá no te preocupes, es normal que estés celoso de él, me encanta que seas así.

-Pero de nada pienses que se libran de esta, quedan dos semanas. Por cierto, ¿él te ha hablado en algún momento de que quiere tener relaciones sexuales contigo?- mire a mi papá un poco discriminante. Al final entendí porque todo eso, pude llegar a pensar de que lo que más tenía preocupación mi papá no era el noviazgo de por si; sino de que él me hiciera daño queriéndome usar solo para sexo.

-No, papá, Zedd no me quiere por eso, lo primero que él dijo fue que él iba a hacerme feliz, si él hubiera querido hacerme daño ya lo hubiera hecho, pero no porque me ama y me quiere.- Nos dimos un abrazo en eso las conclusiones habían llegado, mi papá solo quería protegerme y lo esta haciendo bien. 

Paso otra semana, Zedd se quería llevar bien con mis padres, así que los invito a una barbacoa, compro todo, y como tenía piscina, mejor todavía. Compró cerveza, pero antes hizo una consulta conmigo de que era lo que le gustaba a mi papá, le dije que la Heineken, ya en parte lo sabía pero quería estar seguro. A mi me compro unas Smirnoff pero no las puras sino las que estaban mezcladas con algo más. Al llegar a su casa, mi papá se acordó cuando me llevo por primera vez aquí, se sintió orgulloso en parte. Por primera vez veo como mi papá me levanta en peso, hacia años que no lo hacía, sabía que había elegido bien, que nunca me fallaría, fue entonces cuando veo que todo iba a cambiar aquel día, que faltaba una semana para que mi papá aprobará todo eso. Solo que al llegar a la parte de la piscina vimos como llegaba la ambulancia con los para-médicos, trate de correr pero mis padres me abrazaron duro para no ver aquella escena de como casi matan a .....

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