Capítulo 19

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- Y... terminado -susurró Harry con un movimiento de varita, dando por terminado el último hechizo defensivo del que tenía conocimiento.

Miró a su alrededor, sintiéndose increíblemente impotente. Era consciente de que tanto su esposa como sus dos mejores amigos estaban ahí fuera, buscando un peligro potencial, mientras él estaba cruzado de brazos esperando noticias por parte de los cuatro grupos que se habían marchado a explorar.

¿Quién habría dicho que el que fue protagonista de todos los problemas de Hogwarts durante años, ahora sólo se limitaría a esperar?

Empezó a caminar por la reserva, sin rumbo fijo, buscando cualquier pista que le asegurara que quedarse ahí no era estúpido. Caminó, hechizó y limpió toda la tierra que se le puso por delante, esperando encontrar sangre o ropa, pero nada se dejó ver entre las hojas caídas de los majestuosos árboles, cuyo trabajo parecía ser hacer de aquél lugar algo tétrico y peligroso.

Llevaba unos diez minutos caminando cuando se chocó de frente con algo. Bueno, mejor dicho, con nada. Una barrera invisible impedía su paso más allá, y supuso que había llegado a la protección mágica de la reserva de dragones. Sabía que el lugar estaría en el área en el que se habían aparecido, pero no se imaginó que estaría tan lejos.

Conjuró una gran roca y pintó una raya azul sobre la superficie, dejándola en el lugar en el que se había chocado con la barrera. Siguió caminando, siguiendo con la mano el sólido impedimento, haciendo aparecer más piedras marcadas cada pocos metros, trazando el perímetro de la probable reserva.

No era lo más útil que podría estar haciendo, pero no se le ocurría nada más.

***

Neville, por otra parte, aprovechaba para coger plantas y hierbajos del suelo y los troncos y copas de los árboles mientras Hermione lo vigilaba de cerca.

- De verdad que no creo que las pociones y la herbología sean algo en lo que nos tengamos que centrar ahora, Neville -dijo ella por vigésima vez, pero él sólo hizo un ruidito con la lengua antes de tirarse del árbol y aterrizar suavemente sobre la tierra.

- No busco hacer pociones que tengan que ser tomadas, consumidas. Busco hacer pociones en frío, como las llama Greengrass. Pociones que se accionan, no que se beben. Como la esencia de díctamo, que actúa sobre el cuerpo, siendo aplicada en la herida y no ingerida, ¿entiendes?

- ¿Me estás diciendo que recoges flores para hacer, qué, bombas? -preguntó ella sorprendida.

Nunca habría imaginado que Neville Longbottom asentiría sonriendo a la pregunta. ¿Cuándo había pasado de ser el niño gordito y pacífico a ser alguien que hacía bombas caseras mágicas por aburrimiento?

- He pensando que, ya que no estamos haciendo mucho más que dar vueltas, podríamos aprovechar a armarnos de algo que no nos puedan arrebatar. Hay hechizos que impiden usar una varita, pero a menos que te impidan usar todo el cuerpo, siempre puedes lanzar algo, ¿no?

- Bien pensando. ¿Cómo estarán los demás? -preguntó más para ella misma que para su compañero, preocupada por el bienestar de los demás magos.

Era consciente de que ellos no deberían estar ahí, al menos no en su gran mayoría. Owen era problema suyo, era una responsabilidad únicamente suya, y la presencia de Pansy, Ron, Harry y los demás sólo la hacía sentirse más culpable ante la visión de que alguno de ellos pudiera resultar herido.

- ¡Herms, agáchate! -gritó Neville, y la chica apenas tuvo un segundo para reaccionar cuando él volvió a gritar, apuntando hacia algo detrás de ella- ¡Expelliarmus! ¡Petrificus totalus!

Se giró para ver qué había sido víctima del hechizo a tiempo para ver el cuerpo caer al suelo con un ruido sordo. 

- Llegó de repente y sacó la varita, me asusté -se excusó Neville encogiéndose de hombros, pero ella estaba demasiado ocupada corriendo para ver quién había sido el intruso como para escuchar sus disculpas.

Se agachó junto al extraño, que la seguía con la mirada, y vio que debería de tener su edad, quizás un año más. Intentó ubicar su rostro duro y angulado entre los estudiantes de Hogwarts, pero no lo consiguió. Maldijo la manía de Harry de mantenerla ocupada todo el tiempo en vez de dejarla hacer amigos durante sus años en el colegio.

- Rickett -susurró Neville agachándose junto a ella.

- ¿Disculpa?

- Anthony Rickett -volvió a decir, esta vez más alto- era un Hufflepuff, iba al mismo año que Diggory. Lo conocí mientras buscaba una solución para el reto de las sirenas durante el Campeonato de los Tres Magos. Siempre pensé que era un capullo, pero esto son palabras mayores -dijo con desprecio mientras arrancaba la varita de su mano y la rompía.

- ¿Qué hacemos con él? No podemos matarlo.

- ¿Qué tal se te da el obliviate? -preguntó su amigo con una sonrisa.

La leona prácticamente le leyó la mente mientras sonreía de vuelta. Con los trozos de la varita del atacante quemados y las cenizas escondidas entre las hojas, se alejaron de él lo suficiente como para no poder ser vistos.

- Tenemos que sincronizar tu contrahechizo y mi obliviate -susurró ella- a la de tres los lanzamos.

El joven Longbottom asintió, mirando serio a su objetivo.

- Uno...

Levantaron las varitas.

- Dos... 

Empezaron a dibujar el hechizo en el aire.

- Tres.

Dos luces, una verde y una azul, salieron disparadas hacia el Hufflepuff, que pasó de estar completamente tieso a ponerse en pie, confuso, mirando a su alrededor.

Cuando pareció darse por vencido y empezó a caminar hacia la dirección por la que había aparecido, Neville y Hermione se encerraron en una burbuja insonorizada y empezaron a seguirle.

***

- La próxima vez mira bien por donde caminas, idiota -gruñó Pansy poniéndose de pie y limpiándose las manos, mientras Ron salía usado los múltiples pozos adyacentes al que le había atrapado como escalones.

- Tenemos que volver con Harry, está anocheciendo y ha estado todo este tiempo solo -dijo Ginny preocupada, y todos parecieron conformes con volver a la reserva, poniéndose de acuerdo en que si no habían encontrado nada a la luz del día les sería mucho más difícil hacerlo de noche.

Tras más tiempo caminando del que se habían imaginado llegaron a lo que parecía ser el traslador que les había traído, el cuadro con la serpiente de casa de Hermione, pero el protagonista del Trío de Oro no estaba por ninguna parte.

- Me preguntaba dónde estarían los pelirrojos y la parejita de futuros profes, pero no imaginé que estaríais juntitos. ¿Venís de hacer una fiesta de pijamas, chicos? -escucharon una voz detrás de ellos, y de entre los árboles salieron Draco y Blaise.

- ¿Potter está con vosotros? -preguntó Zach, pero los Slytherins se encogieron de hombros mientras sus miradas se volvían más serias y sus manos apretaban con más fuerza las varitas.

Uno de los suyos había desaparecido, Hermione y Neville aún no habían vuelto y la noche había caído completamente para cuando un grito pareció rasgar el cielo.

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Quedan como dos capítulos para terminar el fic. El próximo va a ser largo porque no quiero ocupar más de uno en rescatar a Owen.

Pobre Harry, todo lo malo le pasa a él.

High-heeled disaster (secuela - editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora