Capítulo 12

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Draco abrió los ojos con cierta dificultad y dio una vuelta en la cama, tapándose con la fina sábana que había sacado del armario lleno de cosas que Daphne le había dado para vivir en la enorme mansión en lo que ella daba clases en el colegio, pero cuando se dio cuenta de que ya no podía conciliar el sueño se io por rendido y se levantó.

Se puso los zapatos y bajó las escaleras hasta el piso de abajo, frotándose los ojos, y un holor a tortitas y huevos con bacon hizo que su estómago se retorciera del hambre. Desde que el tal Owen se había instalado en la casa, hacía dos días, no había podido probar bocado, pero el apetito ya se le hacía urgente.

En la cocina la elfina domética brincó de felicidad al ver a su amo sentarse en la mesa, con la cabeza entre las manos y un suspiro de cansancio, y le puso la comida justo debajo de la nariz. Mientras él comía, una lechuza entró por la ventana abierta que la sirvienta había dejado por si la ama dejaba algún mensaje, y el animal dejó el sobre al lado de la bandeja que el rubio estaba vaciando.

- ¿Blaise de profesor? ¿Y Longbottom? Me gustaría ver Hogwarts en ese estado -dijo riendo entre dientes mientras leía el pergamino.

Lo dejó a un lado y se terminó el desayuno, agradeciendo al pequeño ser con un movimiento de cabeza, cuando recordó que ese día tenía que ir al Ministerio por una falsa acusación en su contra que algún mago anónimo había hecho, asociándolo con una posible segunda escapada masiva de magos de Azkaban para "salvar a su padre" según la carta que el Ministerio había recibido.

Él por supuesto no quería tener nada que ver con su padre, así que subió de nuevo a la habitación y se puso el traje para ir y negarlo todo. Cuando estuvo listo, cogió un puñado de polvos Flu y se metió en la chimenea, diciendo claramente "Al Ministerio", lugar en el que segundos después se encontró.

 Se metió en el ascensor que llevaba al Departamento de Misterios mirando hacia el suelo. Aunque él no tenía ni idea de quién estaba en ese ascensor, los presentes no podían más que conocer al heredero de los Malfoy, así que se apartaron ligeramente del camino del rubio cuando entró al aparato.

- ¿Draco? -preguntó una voz conocida detrás de él.

- El mismo, ¿qué haces tú aquí? -le respondió a Hermione.

- Kingsley me ha pedido que sea su ayudante en una citación que tenía hoy, una acusación en nombre de Voldemort al parecer- dijo ella- ¿y tú?

- Soy el acusado- dijo saliendo del ascensor cuando este llegó al Departamento de Misterios.

- ¿Qué?- preguntó ella confundida, alcanzándolo y tirando de la manga de su traje para que se parase.

- Una falsa acusación, desde luego- trató de explicarse- que asegura que yo iba a ser cómplice de la segunda escapada masiva de Azkaban- rodó los ojos al decirlo en voz alta- ni que a mi me ayudara de alguna manera que los lunáticos de allí vuelvan a estar en libertad.

Ella hizo un sonido afirmativo, mirándolo directamente a los ojos durante unos segundos que a ambos les cortaron la respiración.

- Vamos, llegaremos tarde- apuntó ella volviendo el sí y tomando la delantera hacia el lugar al que ambos tenían que llegar.

Draco la siguió hasta la sala, y se quedó parado ante el sitio. Era la primera vez que pisaba el Departamento de Misterios, y se sorprendió al ver la silla solitaria puesta en medio de la enorme sala circular, rodeada de banquillos llenos de magos con expresión acusadora que dejaron a un lado las alegres convrsaciones en las que estaban inmiscuidos en cuanto vieron al rubio entrar.

- Pase, señor Malfoy- dijo la voz grave de Kingsley Shackelbot que lo miraba, a diferencia de los demás magos, con curiosidad.

Draco hizo lo mandado y cerró las puertas tras de él, tomando asiento bajo los cientos de pares de ojos. Subió la vista a un par en particular, los de la morena, que miraban con atención un pergamino.

High-heeled disaster (secuela - editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora