Comarca de Inari, 12 de Septiembre del año 2279
—Levántate —manifestó Quin dirigiéndose a Haise.
—No quiero... —dijo él con voz perezosa, mientras daba un largo y silencioso bostezo —déjame en paz.
Quin lo miró durante unos escasos segundos y luego se dio la vuelta. Se dirigió hacia la cocina, la cual se encontraba hecha un desastre, ella y su compañero siempre se turnaban para lavar los trastes jugando piedra, papel o tijera, sin embargo, la noche anterior empataron tantas veces que se terminaron durmiendo sin que ninguno de los dos lo haga. Tomó un vaso, lo lleno con agua de la llave y volvió a la habitación de su amigo.
—¡Que te despiertes, digo! —exclamó ella mientras le vaciaba el agua del vaso directamente en la cara.
—¡Loca! ¡Estaba super fría! — reclamó a Quin.
—¿Por qué mismo crees que te la he tirado? —respondió ella sin preámbulos.
—Tu maldad es infinita— expresó Haise mientras se limpiaba la cara con un pañuelo.
—Por tu culpa de tu dormilería, llegaremos tarde de nuevo —le reprochó mientras le arrojaba su ropa para que se cambiara.
—¿Dormilería? ¿Enserio existe esa palabra? —dijo el frunciendo la frente y rascándose la cabeza.
Haise y Quin, ambos, huérfanos desde que eran niños. Vivían en el mismo apartamento, lo pagaban entre los dos con el poco dinero que generaban trabajando a medio tiempo. Su vida en aquella ciudad no era la peor, especialmente viniendo de una situación tan complicada como la suya. Aún así Haise aspiraba a algo mejor.
Eran las 6:33 y se supone que tenían que estar en la universidad a las 6:40. Era muy tarde, y una vez más, era culpa de Haise. Quin siempre le repetía que de esa forma no lograría ir demasiado lejos.
Ambos salieron disparados del edificio caminando lo más rápido posible casi corriendo para alcanzar el tranvía que los llevaría a la universidad, la cual se encontraba a 5 km de distancia.
Mientras el joven daba pasos alargados, su pantalón se manchó cuando pisó un charco que se había formado de la fuga de agua ocasionada por una tubería rota.
—En serio que no me gusta este lugar, desearía poder irme algún día —se quejó Haise dando un leve suspiro mientras seguían caminando de prisa.
—¿E ir a dónde, Sr. Rebelde? ¿Irte a una de las comarcas cercas del núcleo? Eso es imposible, al menos para personas como nosotros —manifestó ella haciendo una breve pausa —ya deberías ser consciente de eso —concluyo conteniendo un suspiro por unos segundos y luego exhalándolo.—Lo sé... pero vivir en Inari es un tormento, a duras penas tenemos suficiente dinero para pagar el apartamento —afirmó.
Y era cierto, la comarca de Inari se encontraba en crisis desde hace ya más de una década y la vida allí era muy dura para la mayoría a diferencia de las comarcas más cercanas a la capital, las cuales gozaban de una mejor infraestructura y estilo de vida.
—Deja de quejarte por tonterías y apresúrate, se nos pasará el tranvía —le apuró Quin dándole un codazo en el estómago tan fuerte que lo dejó retorciéndome unos segundos.
Ella era una mujer de temer, Haise admiraba por la forma como afrontaba la vida, quizás haya pasado por peores cosas por lo cual tenía esa actitud tan fría. Pese a su frialdad externa, ella siempre era quien alentaba a Haise cuando pasaba por malos momentos. Aunque se conocieran de muchos años, él aún desconocía de su pasado, sabía que de algún suceso influyó para que su personalidad se vuelva así pero no sabía cual era dicho suceso, ni se atrevía a preguntar.
ESTÁS LEYENDO
Underground
خيال علميHan pasado doscientos dos años después del mayor desastre de la humanidad conocido como 'La Gran Tragedia'. Los seres humanos se vieron forzados a vivir bajo tierra, ahora que la superficie es inhabitable para cualquier forma de vida, o al menos eso...