Son bonitas, ¿verdad?

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Volvimos a casa después del castigo, aún seguía enfadada, pero no tanto como antes. Era plenamente consciente de que a Darks le divertía el hecho de que estuviera confundida.

Llegamos a casa. Yuki se me echó encima, gritando.

-¡Claire, me quiere matar!

-No, solo quiero jugar.-dijo Kirtash.

-Alto los dos.-les dije.-¿Que ha pasado?

-Me ha comparado con el vago de su amo.-dijo Kirtash.

-Solo he dicho que os pareceís físicamente.-dijo Yuki.

-Admítelo Kirtash, os pareceís físicamente.-le dijo Darks riendo.

Nunca, jamás, me habría planteado una situación en la que viera a Kirtash, Nico y Yukine hablando sobre que el primero se parecía a Yato. NUNCA lo habría pensado.

-¡Itai, Kirtash, yamero!-gritó Yukine mientras Kirtash le retorcía el brazo.

-¡Alto!-grité.

Kirtash soltó a Yuki y Darks sonrió (raro).

-¿Podeís dejar de pelear? No me gusta que os peleís.

-Claire...-empezó Yukine.

-He tenido un mal día, ¿vale, chicos?

Comí rápidamente. Subí a la habitación e hice los deberes, los chicos los hicieron conmigo, pero no me molestaron.

En cuanto terminé, me dediqué a leer el libro nuevo que había comprado "NERVE". Ese libro me tenía enganchada, pero no me dormí.

Leí como... Diez capítulos y subí a mi habitación a dormir. Me quedé hasta tarde viendo anime.

La puerta de la terraza estaba abierta, me asomé a mirar. Allí estaba Darks, sentado en el borde del tejado,  mirando las estrellas con ojos brillantes.

-¿Nico?

-¿Sí?

-Deberías entrar, hace frío y si te quedas ahí fuera podrías coger un buen resfriado.

-Estaba mirando las estrellas.

-Son bonitas, ¿verdad?

-Sí, parece que lo único que no ha cambiado ha sido el cielo.

-¿Cambiado?

-Cuando tenía cinco años, solía mirar el cielo. En los años cuarenta el cielo era más o menos igual, quiero decir que ahora no hay bombarderos, pero... Las estrellas siguen siendo iguales.

-¿En que sentido?

-Son preciosas.-dijo con los ojos brillantes.

-No sabía que tú pudieras sentir sensibilidad hacia algo bonito.

-Pues si que puedo.

Un silencio cayó sobre nosotros, pero no era un silencio incómodo, sino uno en el que... En el que meditábamos lo que sentíamos.

-¿Sigues enfadada?

-Claro que sí, pero no tanto como antes. Haces que me haga un lío.

-¿Por qué?

-Porque dices cosas que... Que consiguen hacerme pensar en que a veces...

Me hice un lío, no pude seguir. Me dí la vuelta para que no se diera cuenta de lo que en realidad sentía.

-Claire...

-Creo que deberías pensar un poco más lo que dices antes de hablar.

-Y yo creo que drberías ser un poco más abierta con tus amigos. ¿No deberías ser más cercana... Conmigo?

-¿A qué quieres llegar?

-No te lo diré... Todavía.

-Deja de liarme, pedazo de idiota.

-Pero, ¿me aprecias?

- ... -me quedé pensativa- Claro que sí, eres mi amigo.

-Yo también te aprecio, Clay.

Me quedé delante de la puerya y esperé a que entrara. Pasó delante de mí y entró en la habitación. Entré tras él y me metí a dormir.

Cerré los ojos. Darks... Me apreciaba

¡¿Khé!? Los Chicos Literarios Han Invadido La ClaseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora