¿Sabes lo que me cuesta enfadarme contigo?

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Claire's POV

¿Nunca os ha pasado que habéis entrado en un sitio en el momento inapropiado?

Pues eso es justo lo que me pasó a mi.

Lo peor de todo era ver a mi hermano toquetear a Ayato (el hermano de Touka, de Tokyo Ghoul, supuse que fue gracias a Sophie o a mí... O puede que porque el destino así lo quiso).

-¡Ethan!-grité sorprendida.

Se apartó del moreno, ambos tenían el cabello descolocado, lo labios hinchados y las mejillas algo sonrojadas.

-Hola hermanita.-se puso en pie- Te he echado de menos.

-¿Sabes lo que me cuesta enfadarme contigo?-me acerqué para abrazarle.

-Lo sé, pero como soy el mayor no me puedes castigar.-bromeó devolviendo el abrazo.

-Está bien-me aparté- Pero quiero que te conserves hasta los dieciocho.

-Pero solo me queda un año.-hizo un puchero.

-Un año y tres meses.-le corregí, como buena hermana que soy.

-Es casi lo mismo y...

-Siento interrumpir, pero traigo los tacos.-dijo Patch trayendo dos platos llenos de tacos.

-Oh Dioses-dije emocionada.

¿Que? Nunca había probado los tacos de Patch, tenía que hacerlo antes de morir.

Mordí uno y cerré los ojos, estaban deliciosos. Os dejaría probarlos, pero... Patch me obligó a comerlos todos.

En realidad no, me los comí yo sola.

Escuché como alguien bajaba corriendo hasta el salón y gritaba:

-¡Tacos!

Lance se lanzó a por un taco, corriendo como Naruto. Sonreí, aquello en él ya era una tradición.

Un segundo.

Tacos de Patch, "Naruto Run" de Lance, solo quedaba una cosa...

-¡Cajitas Felices!-escuché aquella voz que no quería escuchar mientras bajaba corriendo las escaleras.

Tacos de Patch, "Naruto Run" de Lance, Cajitas Felices de Nico...

Patch le pasó una bolsa de McDonalds con extra de patatas, bebida extra grande y un menú Cajita Feliz.

-Gracias, gracias, gracias.-dijo rápido. ¿Era mi imaginación o no se le veía nada afectado?

No sabía si había reparado en mí o simplemente me estaba ignorando. Pero decidí simular que no le había visto, ya que para mí era extraño verle tras lo pasado con Hyde.

-¿Alguien quiere más salsa picante?-mencionó mi mellizo al notar que yo estaba abatida. Nuestra conexión de mellizos.

Quería pasar desapercibida entre todos ellos, pero para mí era imposible. Era una chica, todos ellos eran chicos, yo era la única chica rubia (Ethan es rubio también, pero él no cuenta, y mi ropa destacaba mucho, ya que llevaba unos vaqueros rotos y una sudadera de Nickelback (la cual era negra).

Y diréis,

¿Por que va a destacar una sudadera negra?

Porque era el color favorito de Darks, además de que tuviera el logo de un grupo de rock.

-Yo quiero.-dije en voz baja.

Mi hermano (gracias a los Dioses) me escuchó pasándome la salsa picante.

-¿Que hace ella aquí?

-Podría decir lo mismo de ti, Niccolo.-bufé.

-Es más normal que yo esté aquí. Tú no deberías inmiscuirte en nuestros problemas, menos en mi casa.

-Lo haré si quiero y cuando quiera.-repliqué.-Además, está no es solo tu casa.

-Lo sé, pero no deberías siquiera estar aquí. No eres una de nosotros.

Apreté los puños, entrecerré los ojos dirigiéndole una mirada de odio.

-Si eso es lo que piensas entonces estás solo en esto.-miré a Leo y a Patch, ambos observando en silencio- Gracias por invitarme, chicos. Ha sido genial estar con vosotros y que me invitárais a comer, pero creo que para cierta persona no soy bienvenida aquí.

-Claire, puedes venir cuando quieras, no te tomes a pecho lo que ha dicho Nico.-dijo Leo dirigiéndole una mirada significativa.

-Solo digo lo que pienso.-bufó, después me dirigió una mirada... ¿Interrogante?, pero poco después se convirtió en una mirada de odio.

Alcé una ceja, le miré fijamente durante unos segundos.

-¿Qué pasa?-soltó de forma cortante.

-Nada-intenté sonar furiosa, aunque soné más nerviosa de lo que me sentía.

¿Es que quería preguntarme algo? Durante varios segundos dudé en preguntarle, pero cambié de idea en seguida.

Salí de la casa cerrando tras de mí, caminé en silencio hacia la calle vacía y oscura, ya que era de noche.

Escuché pasos tras de mí, me tensé en el acto.

-Claire, tenemos que hablar.-susurró esa voz que tan conocida me era.

¡¿Khé!? Los Chicos Literarios Han Invadido La ClaseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora