Una solución

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Desperté porque escuche que alguien golpeaba la puerta. Abrí, y era mi padre, él simplemente me abrazó y volví a llorar.
-Comprendo el dolor que sientes hija- Me dijo mi padre.
-Es horrible pa, y lo peor de todo es que fue culpa mía- Dije llorando.
-¿Por qué dices que fue tu culpa?- Preguntó mi padre.
-Porque Peni no quería irse, ella quería quedarse. Fue mi culpa porque la deje ir y no insistí en que se quedara con su papá, conmigo y con Firpo- Dije con una voz que ni yo misma reconocía.
-Hija mírame- Dijo mi padre mientras tomaba mi rostro y me volteaba para que lo mirara.

Me dijo que empacara mi ropa porque iríamos a Bs.As a ver a ver a Peni con su papá.

Automáticamente sonreí y está vez las lágrimas que calleron fueron de esperanza.
Abrazé a mi padre lo más fuerte que pude y besé su mejilla, agradeciéndole tanto lo que había hecho por mí.

Y pensar que hace unos meses odiaba a mi padre, ahora lo amo porque me demostró que una persona si puede cambiar, a pesar de todo.
Pero quizás nunca comprenda el motivo por el cual el tomaba tanto alcohol.

Mi papá llamó a mí mamá y ella dijo:
-Mi pequeña Liin, iremos a ver a Peni porque sabemos todo lo que significa para vos, y estoy segura de que ella se va a alegrar mucho de verte. Iremos mañana a la mañana en avión ¿te parece?- Dijo mi madre
-Si mamá, en verdad gracias, gracias, son los mejores del mundo- Les dije a ambos.
-De nada mi niña, pero cuida mucho tus palabras hacia Peni cuando estemos allí- Dijo mi padre.
-Si papá, no te preocupes.
-Bueno hija, ahora ven a comer algo así después empacas y duermes, necesitarás estar muy descansada para ir- Dijo mi madre.

Empaque todo, comí y fuí a dormir.

Chica rara suicida Donde viven las historias. Descúbrelo ahora