Janet

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Despertamos y comencé a contarle todo a Peni.
Ella no se molestó conmigo, me confesó que le quedó un leve trauma por su encuentro inesperado con su violador.

Igual yo no tenía pensado tener nada con nadie, menos con Franco pero sentía algo especial hacia Agustín, era muy amable y tierno conmigo.

Cuando terminé de contarle todo a Peni ella me dijo:
-¡Mari! Mira, toca mi pansa- Me dijo Peni muy sorprendida.
Coloqué mi mano en su panza y sentí que algo se movía, fue una sensación muy rara para mí pero a la vez hermosa.

La panista de Peni iba creciendo muy rápido y según las ecografías y estudios, aquel retoño era una niña. Con Peni decidimos que se llamaría Janet debido a que era un nombre que a ambas nos gustaba mucho, en fin, cuando toque la panza de Peni sentí algo muy especial hacia esa pequeña niña que crecía dentro de mi mejor amiga, desde ese día sabía que yo no podía faltar a ninguna de las dos.

Fue pasando el tiempo y Janet cada vez crecía más dentro de Peni, ya quería que naciera para poder verla.

Peni dejo la escuela porque ya faltaba muy poco para conocer a Janet pero como faltaba poco para terminar, las clases, los profesor le mandaban trabajos prácticos conmigo.

Mis compañeros de curso sabían lo que le había sucedido y no nos molestaron más a ninguna de las dos, es más, se ofrecieron a darnos lo que Peni necesitara para Janet.

Ambas esperábamos con ansias a Janet.

Chica rara suicida Donde viven las historias. Descúbrelo ahora