IV ₪ Amistades

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Un par de semanas después, Darcy y Willow se encontraban haciendo sus maletas para un nuevo curso escolar mágico (literalmente).

Su hermana mayor le contaba emocionada todas las cosas que sucedían en Hogwarts; tan emocionada estaba que había olvidado que Darcy le lanzó un par de huevos podridos para despertarla.

— ¡Podrían callarse de una vez! ¡Estoy tratando de conducir! —Ambas silenciaron sus bocas pero sus mentes no. Después de todo lo relatado por su hermana, Darcy tenía casi una visión acertada de las instalaciones, profesores y hábitos en lo que sería su alma máter.

Al llegar a la estación, estaba demasiado ansiosa y en vez de ir al vagón 9 ¾, fundó el vagón 8 ¾ por el fuerte golpe que se dio contra la columna equivicada.

Con la dignidad por los suelos, trató de caminar lo más segura posible hasta llegar a la seguridad y comodidad de un compartimiento.

La despedida con su madre no fue la más emotiva y tras varias promesas de parte de Willow de cuidar a su hermana, por fin lograron entrar al tren.

Ni bien puso un pie en el transporte cuando Willow se dirigió al fondo dejando a Darcy sola y con ganas de que la tierra la tragase.

—Hey —le tocaron el hombro. Volteó un poco sobresaltada para ver a una chica de tez morena y cabello negro a sus espaldas—. ¿Nueva? —afirmó con la cabeza—. Yo igual, qué te parece si buscamos unos asientos y dejamos de estorbar en la entrada.

Comentó con una sonrisa y Darcy se ruborizó.

—Angelina Johnson, ¿y tú?

—Darcy Solg.

Junto a Angelina, recorrió de extremo a extremo el tren hasta que encontraron un compartimiento vacío, pero al entrar observaron que habían un par de baules con las letras G y F respectivamente.

—Yo... creo que mejor buscamos otro... —estaba por salir cuando dos cuerpos que le sacaban por lo menos veinte centímetros de altura, se colocaron en la puerta.

Sintió su cara enrojecer por segunda vez, y no era para menos, había chocado sobre el torso de ambos chicos. Se separó poco a poco e intentó plancharles las camisas con las manos pero fue un intento demasiado inútil.

—No te preocupes, así estamos bien —dijeron al unísono y Darcy pegó un brinco.

Alzó la vista con cautela y para su sorpresa, estaba frente a los gemelos que había visto en el Callejón Diagon durante las vacaciones.

Su rostro tomó otro color carmín y las manos empezaron a sudarle. Nunca antes se había puesto así de ansiosa por la presencia del sexo opuesto.

—Mira, qué mona, se ha puesto roja. Se parece a Ginny —uno de ellos la miró con ternura y codeó a su hermano.

—Si fuese pelirroja se vería aún más bonita.

Esa oración fue la gota que derramó el vaso: por sus manos ya corrían ríos de sudor y su cara lucía como si se hubiese quemado de más en la playa, adiós a la piel blanca.

Angelina se dispuso a ayudarla, por lo cual desvió el tema de conversación.

— ¿Y qué? ¿No se van a presentar? —jaló a Darcy para ponerla a su lado y después cruzó los brazos.

—Yo soy Fred y él es George —dijeron como si fuese lo más obvio del mundo.

—Ajá y ¿cómo los diferenciamos? —Ambos señalaron a los suéteres que traían, estos tenían cosidas las mismas letras que vieron en los baules.

—No eres muy observadora, ¿o sí, chica? —Fred retó a la nueva amiga de Darcy.

Sintiéndose un poco fuera de lugar, la rubia se sentó en uno de los bancos mientras balanceaba nerviosa e infantilmente los pies.

— ¿Cómo te llamas?—Darcy respingó ante la voz y giró dubitativa. Podía leer la G en el suéter, así que Angelina parecía estar hablando (posiblemente discutiendo) con Fred.

—Darcy —respondió levemente.

— ¿Qué? ¿No tienes apellidos? ¿Segundos nombres? —el pelirrojo lucía demasiado interesado que abrumaba a Darcy, aun así decidió a contraatacar.

— ¿Cómo te atreves a decirme eso si tú también sólo has dicho tu nombre? —George rió y Darcy sonrió.

—Bien jugado —reconoció—. Soy George Weasley.

Le tendió la mano. Darcy estaba dudosa de estrecharla, creía que el sudor todavía formaba charcos en su mano.

—Darcy Solg —tomó la mano de George para estrecharla.

Este, por su parte, vaciló en mover un sólo centímetro su muñeca, porque sabía que eso (muy a su manera), sellaría una amistad. El apellido Solg le era conocido, pero no de una forma agradable.

Aunque, obviando el qué dirían sus hermanos e incluso su gemelo, agitó ambas manos de arriba a abajo.

—Un gusto, Darcy Solg.













A.V
04/06/18

Desastre Andante ϟ Gemelos WeasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora