XVII ₪ Halloween

78 8 0
                                    

Darcy amaba Halloween. 

Desde que su papá no vivía con ella, y por lo tanto ya no podían organizarse para hacer disfraces combinados, Darcy le rogaba a su madre desde principios de septiembre para que la dejara ir a quedarse al departamento de su padre durante al menos las dos últimas semanas de octubre.

Su mamá accedía casi inmediatamente, la rubia ingenuamente pensaba que era porque una parte de ella se arrepentía de haber dejado a su queridísimo papá sin la compañía de su hija preferida, pero los problemas venían cuando decía que debía de pedirle permiso a él de estar fuera de casa por tanto tiempo.

Darcy sabía que si por él fuera, ella ya ni viviría con ellos, que habría sido mandada desde hacía tiempo con aquel rubio cabeza-hueca, que era como él llamaba a su papá (esto enojaba demasiado a Darcy pero sabía que si lo defendía, se quedaría sin un Halloween agradable y con un cuerpo lleno de esas manchas moradas que le dolían cuando se bañaba). Lo que realmente intrigaba a Darcy era porqué seguía viviendo con ellos si tanto la despreciaba, vamos, que se estarían haciendo un favor mutuo.

En aquello estaba pensando Darcy mientras se cambiaba la pijama por el uniforme, mortificada por la terrible soledad y tristeza que seguramente estaría pasando su papá en esos momentos; se dio una palmada en la frente, arrepintiéndose de no haberle mandado una carta explicándole porqué no estaría con él para pedir dulces.

— ¿Qué se te ha olvidado? ¿Es que a caso no hiciste la tarea de Pociones? Durante el desayuno copias la mía o Snape te hará el resto del curso insoportable —Alicia lanzó todas esas preguntas tan rápido que Darcy tuvo que concentrarse para recordar todo lo que había dicho.

—Ah, no es eso, es que he recordado que aún no he repuesto el frasco de tinta que me prestó Willow —Darcy sonrió tan inocente como puedo, no quería preocupar a su amiga, durante el paso de las semanas que llevaba conviviendo más con Angelina y Alicia, se dio cuenta que a la primera la podía considerar como una hermana más, mientras que Alicia era lo más parecido a una mamá regañona. 

—Ay, Darcy, de verdad que uno de estos días vas a hacer que me dé un paro cardíaco —contestó negando con la cabeza mientras se reía. Darcy también se rió pero más que nada porque se sentía fuera de lugar.

Como era costumbre, Alicia estaba sentada frente a Darcy y a la izquierda de Angelina; Darcy tenía a ambos lados asientos vacíos, por si llegaban los gemelos a comer, aunque estaba vez ni se acordaba de ellos, estaba más concentrada en la fabulosa decoración que tenía el comedor. 

Murciélagos volando y no solamente colgados en el techo para que los vecinos no sospechasen de su ascendencia mágica; había calabazas talladas flotando y con una vela en su interior, lo que le daba al Gran Comedor una maravillosa iluminación naranja que se entremezclaba perfectamente con la penumbra y el cielo estrellado. La mesa de los profesores era lo que más estaba iluminado, a su alrededor solamente había velas suspendidas en el aire y el estrado de Dumbledore destellaba un bonito color dorado por el reflejo de la luz. 

Darcy prestaba mucha atención a todos los detalles para así, su primer Halloween en Hogwarts se quedara grabado en su cabeza permanentemente (hasta se podría decir que tras de un par de años, aquella noche del 31 de octubre seguía siendo el momento más especial de su vida aún después de haber dado su primer beso). Tan ensimismada estaba en su tarea que no se percató en qué momento habían llegado los gemelos.

— ¡Oi, chicas! ¿Por qué no se disfrazaron? —los gemelos traían la cara pintada de verde y azul.  

—George, somos magos, vamos vestidos siempre con una túnica, ¿tú crees que necesitamos algo como un disfraz? —El gemelo sacó la lengua haciendo una mueca y Darcy notó que esta estaba verde por lo que comenzó a reírse. Fred volteó a ver a su hermano y negó con la cabeza. 

— ¡Te dije que la pintura no se comía, Georgie! —Esta vez todos rieron, más que nada porque las otras chicas se acercaron más para ver de que se reían la rubia y el pelirrojo con la cara azul. 

Después de que volvieron a la calma, surgió un predecible tema de conversación: ¿cuál había sido su mejor noche de Halloween hasta ese momento?

—A los ocho años me disfracé de conejito —contó Alicia, por lo que todos pusieron una cara de ternura—, todos los chicos de mi calle me veían tan indefensa que aproveché para llevar a dos niños hacia un callejón, los golpeé en el estómago y me quedé con sus dulces.

Los demás levantaron las cejas con terror, aquella historia había sido suficiente para que todos supieran que no debían de meterse con Alicia, si eso les había hecho a dos personas que ni siquiera la había molestado, ¿qué le esperaría a alguien que la estuviera provocando?

—Fantástico, pero 

—Tú no le

—Hiciste creer a

—Una viejita 

—Que se había vuelto loca —dijeron los gemelos y las chicas se encogieron de hombros.

—Es muy probable que eso haya pasado, por lo que no me sorprende en lo más mínimo —Angelina volvió a encogerse de hombros lo cuál molestó a los chicos. 

—Teníamos cinco años —la morena movía lentamente de izquierda a derecha la cabeza, diciendo "no".

—Si crees que eso no es sorprendente entonces cuéntanos tu mejor Halloween, Johnson —dijo George a la defensiva.

Mientras Angelina contaba su historia, Darcy aprovechó que estaban distraídos para poner sobre su plato una servilleta, la cual era la señal de Doo para ponerle un enorme trozo de pastel de zanahoria. Cuando apareció su postre, Fred, quien estaba a su derecha, se dio cuenta de la delicia que ahora tenía la rubia por lo que le preguntó cómo lo había conseguido.

—Lo tomé antes de que llegaran, había una charola con pastel pero ya se acabó —torció la boca como si lo lamentara—. Pero si quieres te doy la mitad. 

— ¿De verdad? —Preguntó incrédulo.

—Claro —respondió con una sonrisa y moviendo levemente su cabeza hacia la izquierda. 

—Vaya, genial, nunca compartes tus postres, supongo que soy un afortunado —le guiñó un ojo mientras cortaba su pedazo. La rubia se sonrojó pero Fred no lo notó porque él mismo le hacía sombra.

— ¿Y bien, Darcy? —Le preguntó George. 

—Y bien qué —lo volteó a ver con el ceño fruncido.

— ¿Cuál ha sido tu mejor noche de brujas? 

Este. Fue lo que pensó, en cambio contestó:

—La vez que mi papá y yo fuimos a empapelar la casa de la niña que me molestaba.

Sus amigos la vieron sorprendidos, mientras le pedían detalles; pero Darcy estaba enfocada en disfrutar ese sentimiento de calidez que tuvo tras haber compartido su pastel con Fred, aún cuando sabía que más tarde se arrepentiría.

19/12/19
A.V

Desastre Andante ϟ Gemelos WeasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora